Los seguidores de la Iglesia Católica Ortodoxa también celebran Semana Santa. Uno de los actos a los que asisten es a la Divina Liturgia, que para los católicos es el ritual de la misa.
La Divina Liturgia se realiza en una iglesia con estructura de madera. El piso es alfombrado. En las paredes hay lienzos de imágenes de santos y de la Virgen María. En el centro se puede ver una escultura de Jesús crucificado.
En una estantería hay varios velos negros y libros de la Divina Liturgia. Es una guía para que los fieles puedan seguir la ceremonia. Antes de ingresar al templo, las mujeres se persignan tres veces seguidas, toman un velo y se cubren la cabeza. “Es un sinónimo de respeto a Dios y a la iglesia”, dice Chrysostomos, arzobispo.
El lugar está dividido en dos espacios. En el del fondo hay una mesa con un mantel rojo. Sobre ella hay candelabros, velas encendidas, sotanas y una cruz.
Junto a la mesa está el arzobispo, quien inicia la liturgia de espaldas a los asistentes. La ceremonia tiene una duración de dos horas, a diferencia de la misa católica que dura una. En el momento de la paz, los fieles ortodoxos no se estrechan la mano.
Antes de comulgar el arzobispo y los diáconos pasan la copa, que simboliza la sangre de Cristo, por el corredor de la iglesia. Todos los asistentes se arrodillan e inclinan su cabeza hasta tocar el suelo.
En la copa de vino se remoja el pan y con una cuchara, uno a uno, los fieles comulgan. La ceremonia finaliza con la oración del padre nuestro y la bendición individual a todos los fieles.