Francisco Flores, hermano de uno de los heridos en el tagadá, junto a su padre, esperan afuera del hospital Eugenio Espejo. Foto: Betty Beltrán / EL COMERCIO
Los familiares esperan que Carlos Flores Encarnación despierte. Ayer, domingo 3 de abril, movió los pies y las manos y eso les alienta a tener esperanza de una pronta recuperación.
El joven de 21 años fue una de las tres víctimas del accidente que ocurrió, la noche del viernes 1 de abril, en un juego mecánico que fue montado en la parroquia Llano Chico (calles García Moreno y Alegría). Cuando el juego conocido como el tagadá estuvo funcionando expulsó a tres personas hacia la calzada.
Francisco Flores, hermano del paciente, lo visita constantemente y comenta que el estado de salud de Carlos es muy delicado. Los facultativos del Hospital Eugenio Espejo, lugar donde está ingresado, están “haciendo todo lo posible para desinflamar la hinchazón del cerebro“. Incluso tiene un golpe fuerte en el pulmón.
Su estado lo llevó a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI); sus parientes no pueden quedarse ahí, solo lo visitan unos minutos y luego bajan a esperar en la entrada de consulta externa de esta casa de salud, por “si se necesita algún cosa de parte de nosotros”, cuenta Francisco.
Lo preocupante, aclara, “es que un día puede mover los dedos y al otro día puede fallecer. Por esto esta área (UCI) es muy sensible”. Y están pendientes de la mínima cosa.
El padre de Carlos ha sacado vacaciones de su trabajo para estar pendiente de su hijo, pero “está tan impactado que ni siquiera ha subido al piso a verlo”. El rostro de Carlos está lleno de aparatos, y como padre “se desespera con tan solo llegar a la puerta e imaginarse que lo va a ver de esa manera”, cuenta Francisco. La madre está pendiente. Y reza todo el tiempo.
Ayer, los vecinos del barrio Cotocollao Alto realizaron una cadena de oración para que mejore la salud de Carlos, un joven muy popular y querido de la barriada. Él tiene una hija de cuatro años.
Ahora, los familiares piden que las autoridades se pronuncien, “este accidente no puede quedar en la impunidad. Estamos pidiendo que un médico de la Unidad de Criminalística venga y vea a mi hermano. Con eso emita un informe a la Fiscalía para plantear una demanda contra las personas que sean necesarias”, comenta Francisco.
De esos trámites se encarga el abogado. Los familiares están pendientes, en cambio, de la salud de Carlos. Y se turnan para no dejarlo solo, aunque no puedan estar todo el tiempo en ja UCI.