Un grupo de posgradistas protesta en los exteriores del Hospital Carlos Andrade Marín, del Seguro Social. Foto: Valeria Heredia / El Comercio
Un grupo de médicos posgradistas colgaron un par de mandiles blancos en el ingreso al Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), del Seguro Social, y levantaron carteles, para mostrar su inconformidad ante la norma que rige para los posgrados en Ecuador. Entre otos puntos buscan un reconocimiento económico por sus labores asistenciales y diarias en los centros de salud.
Gustavo Jaramillo es un médico posgradista de 29 años. Hace dos retomó sus estudios para seguir una especialización en pediatría, por lo que se inscribió en la Universidad Central para cumplir con este sueño. Sin embargo ha tenido inconvenientes por la dinámica diaria que cumple un posgradista.
“Es trabajar de sol a sol”, explica. Él tiene que ingresar al hospital a las 06:30 para atender a los pacientes de esta casa de salud del Seguro Social. Su hora de salida se extiende hasta las 16:00 o más. Él, entre otras labores, realiza chequeo y terapias a pacientes, revisan casos clínicos y plantea procedimientos terapéuticos y quirúrgicos. “Somos el sostén del sistema de salud”, ya que cumplimos con las mismas actividades de un galeno remunerado.
Llegar al posgrado -dice Gustavo- no es sencillo. Tuvo que culminar su carrera, que dura cerca de siete años, hacer su año de rural y tener algo de experiencia en su ámbito. “Nos hemos quemado las pestañas estudiando y luego servimos al país con un año de rural”.
Según la normativa vigente, un residente posgradista no puede trabajar en un centro privado de salud durante su proceso de formación. Foto: Valeria Heredia / EL COMERCIO
Luego, tuvo que postular en una universidad y pagó más de USD 25 000 para ingresar al posgrado. Él es autofinanciado, es decir, se paga la especialización solo. Por lo que tuvo que hacer préstamos para cancelar el monto.
A esto se suma -explica- que durante los cuatro años que dura el posgrado no puede trabajar en un establecimiento ni accede a una remuneración mensual; tampoco les dan un seguro social. “No puedo trabajar como médico general en otros lados, porque lo dice la normativa que nos rige”.
En la Norma Técnica para Unidades Asistenciales Docentes y la Norma Técnica para la Formación en Especializaciones Médicas y Odontológicas se regula la formación de los profesionales de salud en el país. En el artículo 35 de la segunda normativa se “prohíbe de manera taxativa que el residente posgradista, estudiante de posgrado o posgradista trabaje de forma privada durante su proceso de formación”.
Él, por ejemplo, se sostiene con sus ahorros y la ayuda de sus padres, que le dan USD 280 mensuales. Este monto lo distribuye entre movilización, alimentación e insumos médicos.
Gustavo señala que desde el año anterior están en la lucha por los cambios en la normativa que regula los posgrados. No han conseguido ninguna respuesta, insiste. “Queremos una ley coherente que nos rija a los posgradistas”.
En el plantón también estuvo presente Pilar Chávez. En sus manos tenía un cartel que decía: “Nuestros derechos no son negociables”. También gritaba una consigna sobre el “respeto al posgradista”.
Las protestas de los internos posgradistas se da por los cambios en la normativa que regulan su trabajo. Foto: Valeria Heredia / EL COMERCIO
Pilar realiza un posgrado en anestesiología y también es autofinanciada. Ella está a punto de terminar su especialización, por lo que asegura que los cuatro años fueron difíciles. “No he tenido un apoyo económico, mi familia me ha ayudado”.
Ella es de Manta y tiene que arrendar un departamento en Quito para culminar sus estudios. “Tengo que cubrir arriendo y manutención. Tuve que vender mi vehículo”.
Al principio trató de trabajar, pero la jornada de un posgradista es larga y dejó su empleo.
El costo de su posgrado alcanza los USD 32 000. “Tengo que cubrir cerca de USD 1 000 mensuales. En ocasiones me quedo sin dinero para la movilización y tengo que fiar o ir a pie a mi casa”.
Pilar, además, acotó que es necesario que las autoridades hagan conciencia sobre la necesidad de los posgradistas, que laboran sin ningún beneficio de ley.
Un posgradista tiene que cumplir con 64 horas de horas asistenciales a la semana, es decir, dentro de los hospitales. También se toma en cuenta un turno de 24 horas cada cuatro días. Y son 16 horas de clases en la universidad.
En el HCAM hay 120 posgradistas. Su gerente Juan Páez calificó como un “reclamo justo” el pedido de los médicos que están formándose para obtener sus especializaciones. “No estoy de acuerdo con que no estén afiliados”.
También dijo que se han realizado las acciones necesarias para mantener el orden en la casa de salud.