Cuando eran las 16:35 del domingo 6 de abril de 2025, una alerta llegó a las autoridades: un deslave había ocurrido en Guápulo. Las imágenes mostraban las calles cubiertas de lodo y una casa afectada por la caída de un árbol en su terraza.
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De inmediato se activaron los protocolos de emergencia. Las autoridades del Municipio de Quito informaron que llegaron hasta la calle Conquistadores, donde ocurrió el deslave, a las 16:50 de ese mismo día. Desde entonces, se mantienen en el lugar ejecutando labores de limpieza y brindando seguridad a los residentes. Pero, ¿por qué sucedió este evento?
La verdadera razón del deslave
La mañana de este 7 de abril de 2025, el personal del municipio realizaba la limpieza con palas, volquetas, retroexcavadoras y escobas. En medio de este trabajo, a las 11:45 recién habló Patricia Carrillo, directora de Gestión de Riesgos de Quito.
Ella explicó que, si bien al principio se pensó que el deslizamiento fue causado únicamente por las fuertes lluvias, un análisis más detallado reveló un factor adicional: las conexiones ilegales de aguas servidas.
“En la parte alta de la quebrada hubo un desprendimiento de tierra que bajó hasta una zona intermedia donde se juntan descargas de aguas provenientes de canaletas y tuberías conectadas desde las viviendas”, indicó Carrillo. Estas conexiones, fuera de norma y dirigidas directamente al talud, mantienen el suelo saturado. Al llegar a una zona plana, el colector se desbordó y el flujo ganó velocidad en la pendiente, arrastrando árboles, lodo y materiales que impactaron contra una vivienda.
La casa afectada, construida con hormigón reforzado, no presenta daños estructurales, aunque sí tuvo afectaciones en la mampostería de su terraza. La Empresa Metropolitana de Obras Públicas ya realiza la limpieza del área y el retiro de árboles en situación de riesgo.
Hasta el momento, tres viviendas fueron evacuadas oficialmente. Once personas recibieron asistencia humanitaria, incluyendo comida caliente, kits de aseo y abrigo. Aunque algunas familias decidieron salir por precaución, las evaluaciones técnicas podrían extenderse a otras viviendas si se detectan riesgos adicionales.
“El problema más fuerte que tenemos aquí son las descargas informales. Las conexiones inadecuadas hacia el talud, sumadas al incremento de precipitaciones, saturan el terreno. Esto puede seguir generando movimientos”, advirtió Carrillo.
El deslave de Guápulo ocurrió durante la tarde del 6 de abril de 2025. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO.
Planes preventivos
Carrillo también mencionó que en esta zona ya existía una intervención técnica antes del deslizamiento. Desde hace meses, las entidades municipales monitorean el comportamiento del talud, y está en marcha un proyecto para canalizar adecuadamente las aguas servidas y de lluvia, que ahora descargan de forma irregular. Además, se prevé la implementación de sistemas de alerta temprana, trabajos de estabilización de suelo y un plan de control de conexiones clandestinas.
“Este no es un tema nuevo. Desde 2023 ya se ejecutan acciones en esta quebrada. Lo ocurrido evidencia que debemos acelerar la intervención y sumar más medidas correctivas y preventivas”, aseguró.
El rol del Gobierno Nacional
El ministro de Inclusión Económica y Social, Harold Burbano, también acudió al sitio del deslave. Señaló que, desde el inicio de la emergencia, diferentes entidades del Ejecutivo han colaborado con las labores de atención a los afectados.
Según Burbano, el Gobierno está levantando un diagnóstico técnico del terreno a través de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, con el fin de establecer medidas de mitigación y control. Además, en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), se analiza la posibilidad de ofrecer alternativas de vivienda para las familias que habitan en zonas de riesgo.
El ministro aclaró que se han entregado kits de asistencia humanitaria y social —como ropa, alimentos y vituallas— a las personas que perdieron su hogar tras el deslizamiento. También indicó que el Gobierno apoyará en la limpieza del inmueble afectado, a través del programa Ecuatorianos en Acción.
Una de las ayudas económicas que podría activarse es el bono de contingencia, equivalente a media canasta básica. Sin embargo, su entrega depende del levantamiento de un informe técnico por parte del Municipio de Quito. “Mientras no se emita el Informe BEN, no es posible desembolsar ese apoyo”, explicó.
Respecto a los planes a largo plazo, el ministro sostuvo que la planificación urbana es competencia del gobierno local, pero el Ejecutivo continuará levantando requerimientos y coordinando acciones en zonas vulnerables como Guápulo, Calderón, Yaruquí y Guangopolo.
Por ahora, la vía principal de Guápulo continúa cerrada. Aunque las tareas de limpieza avanzan, persisten interrogantes sobre cómo evitar que un episodio similar vuelva a ocurrir. Las autoridades insisten en que se necesita intervención conjunta: controles más estrictos sobre las conexiones ilegales, seguimiento técnico constante y decisiones urgentes sobre el uso del suelo en zonas de riesgo.