El fin de semana en los mercados de Quito hubo más movimiento. Los patios de comidas lucieron llenos y las “caseras” felices de atender a los clientes.
En el mercado La Magdalena, al sur de la ciudad, las ventas al menos se han duplicado desde que el COE Cantonal decidió poner a la ciudad en semáforo verde y permitir el 100% del aforo para los clientes. Valeria Vilañez, vicepresidenta de ese centro, explica que ahora los fines de semana son más movidos y tienen más ganancias.
Este domingo, 20 de marzo del 2021, el patio de comidas de ese mercado lucía completamente lleno. En las mesas colocadas en hilera los comensales podían disfrutar de todo tipo de platos tradicionales.
Vilañez comenta que las ganancias los fines de semana bordean los USD 400, frente a los USD 170 o USD 200 que vendían hasta el mes anterior. Con ello también se incrementó el número de platos que preparan. Cuenta que ahora ya necesitan traer más gallinas para los caldos, que las que utilizaban durante la pandemia.
En este mercado, el sector de comidas tenía 120 personas trabajando, ahora únicamente vienen 90. El motivo, dice la dirigente, es que, por su edad, muchas de las trabajadoras han dejado de venir a los puestos por precaución y prefieren dejarlos encargados.
Lucía Correa tiene un puesto de mote en el mismo mercado. Ella reconoce que las ventas han mejorado, pero no en un 100%. Según dice, antes los fines de semana vendía al menos dos peroles de grano, pero ahora con dificultad puede terminar uno. Espera que en los próximos días el comercio se recupere por completo.
Un poco más al oriente, en el mercado de Chiriyacu, el panorama es similar. Allí, los compradores ingresaban desde temprano para llevarse a casa verduras y frutas. Mayra Pillajo, es propietaria de un puesto de legumbres en ese centro de abastos. Ella cree que en estas semanas sus ventas se han incrementado al menos un 40%, frente a los meses anteriores.
En ese mercado aún se mantienen los controles de bioseguridad. Una persona en la puerta se encarga de tomar la temperatura y de rociar a los clientes con amonio para desinfectarlos. El uso de mascarilla también es un requisito para entrar, aunque no se solicita el carné de vacunación.
En los restaurantes, el aforo aún se mantiene al 90%, según la última resolución del COE Cantonal. En un local de comida típica en el sector de las cinco esquinas, esa medida será permanente. Los propietarios señalan que eso les ayuda a cuidar la salud de sus clientes y a protegerse ellos, pese a que durante la pandemia no se han contagiado de covid.