Quito es una ciudad que está impregnada de catolicismo desde su fundación. De hecho, para algunos historiadores, sobre todo conservadores, es además “la modeladora de la nacionalidad”, como tituló a su libro Julio Tobar Donoso. Por eso, las Iglesias del Centro Histórico de Quito son siempre una alternativa para este feriado por Difuntos y la Independencia de Cuenca.
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¿Cuántas iglesias hay en el Centro Histórico de Quito?
Las iglesias del Centro Histórico de Quito son monumentales y elementos esenciales para que la Unesco declarara a esta ciudad como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1978. Y se puede encontrar que responden a diversos estilos arquitectónicos.
En el Centro Histórico de Quito hay 60 edificaciones religiosas, entre iglesias, conventos y salas capitulares. Ocupan un total de 370 hectáreas. Quito, conocido también como “el claustro de América”, ha desarrollado también el turismo religioso. A continuación presentamos las cinco iglesias más importantes, que fueron incluidos en la guía Camino quiteño de arte y fe.
La Catedral Metropolitana
La Catedral Metropolitana, sin duda, ocupa la centralidad de la religiosidad católica quiteña, pues se encuentra en la Plaza Grande. Le caracteriza la entrada lateral y no por la parte posterior, pues se debió construir al borde de una quebrada.
Su construcción demoró 245 años. Comenzó a levantarse en 1562 y “luego de varias reconstrucciones, finaliza en 1807”, según la guía.
Es la sede de la Arquidiócesis de Quito y contiene varios estilos, como el románico, el barroco y el neoclásico. Además, tiene como veleta al famoso Gallo de la Catedral, que forma parte de las grandes leyendas del Quito colonial.
La Compañía de Jesús
Para muchos, esta es la más bella de la ciudad de Quito. Es un monumento de la arquitectura barroca, que fue la tendencia estética más importante de la colonia y que incluso, según algunos estudiosos, como el cubano Alejo Carpentier, define el modo de ser latinoamericano.
Ubicada en la calle García Moreno y Sucre, su construcción demoró 160 años. Comenzó en 1605 y finalizó en 1765. Sin duda, el cuadro del Juicio Final ha marcado generaciones enteras de quiteños por los castigos que reciben aquellos que van al infierno.
San Francisco de Quito
Es considerado como el mayor conjunto arquitectónico del siglo XVI en toda Hispanoamérica. Incluso, lo llamaron “el Escorial del Nuevo Mundo”. Es una obra que contiene muchos elementos, tanto barroco, como manierista y neoclásico.
Lo fascinante es la fachada hecha con piedra volcánica. El interior del convento originalmente tiene siete patios. También es el lugar donde se desarrolló una de las mayores leyendas de la ciudad: Cantuña, quien había hecho un pacto con el diablo para terminar de construir el atrio.
No menos fascinante es la escalera que permite subir al atrio, la escalera de Bramante, que es, además, el título de una de las mejores novelas ecuatorianas de los últimos años, de Leonardo Valencia.
Su tiempo de construcción demoró 219 años. Se lo constriuyó en dos fases: la primera, entre 1536 (dos años después de la fundación española de Quito) y 1650; la segunda, entre 1651 y 1755.
En esta Iglesia, se encuentra la figura de Jesús del Gran Poder, que es la mayor devoción penitencial de la ciudad en los Viernes Santo.
Convento de San Agustín
Menos majestuoso que las construcciones anteriores, esta adquiere singular importancia. Por una parte, allí se encuentra la mayoría de los cuadros del gran pintor colonial, Miguel de Santiago, sobre la vida de San Agustín. Y por otra, en su sala capitular se ratificó la “independencia” (término discutible, según los historiadores), el 16 de agosto de 1809.
Su construcción demoró apenas 89 años, entre 1580 y 1669. En el convento hay varios estilos: gótico, neogótico, manierista y barroca.
Basílica del Voto Nacional
Esta iglesia está dedicada a la consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, hecha por el presidente Gabriel García Moreno, el 25 de marzo de 1874. El país fue el primero en hacerlo en todo el mundo.
Su estilo es el más puro neogótico. Su construcción inició en 1882, pero no ha concluido hasta la actualidad. El papa Juan Pablo II lo bendijo en 1985, cuando visitó el país.
Algunos de los materiales usados son las piedras andesitas del Pichincha, teja de adobe. Sus vitrales con especialmente hermosas.