Entrevista del día. Javier Sotomayor. Especialista en emergencias y desastres.
Hace dos semanas se incendió un taller en Quito. Hubo quejas porque las unidades de emergencia no llegaron rápido. ¿Por qué el ciudadano cuestiona a los organismos de socorro en situaciones de emergencia?
Hay tres eslabones en una emergencia. El primero es la comunidad. El segundo son los servicios de socorro y el tercero son las unidades de salud, los dispensarios, hospitales y clínicas. Entonces, si un herido de un accidente es bien atendido por la comunidad, los organismos de socorro complementan la tarea. En muchos casos ya no puede ser necesario enviar a la víctima a un hospital. Cuando los eslabones funcionan bien, la recuperación puede ser más rápida. Incluso, eso permitiría ahorrar recursos.
Es decir, ¿si había un plan de evacuación en el taller se hubiera evitado la tragedia?
Por supuesto. Imagínese eso en un edificio. Debemos identificar dónde hay material combustible, una bodega con materiales peligrosos, saber por dónde evacuar en caso de que el incendio llega por el fondo, la derecha o la izquierda. Hay que tener claros los corredores de salida. Hay que organizarse. Somos el séptimo país más vulnerable a incendios, sismos y erupciones volcánicas, según las Naciones Unidas.
Usted dice que el segundo eslabón son los equipos de socorro. ¿Cómo están funcionando actualmente?
Se han profesionalizado bastante. Antes se atendía con una capacitación básica. Ahora, las unidades de socorro se están reforzando con tecnólogos en emergencias médicas, con gente profesional que ha estudiado. Pero todavía hay ambulancias, sobre todo privadas, en las cuales se puede ver que suben a cualquier persona con poca capacitación.
¿Qué falencias todavía tiene el sistema en los organismos de socorro?
Hay pocos recursos materiales. Se deberían tener ambulancias en condiciones mecánicas óptimas. Con neumáticos nuevos, con equipos de oxigenoterapia, de rescate, para atender intoxicaciones. Se necesita presupuesto. Nadie se pregunta de dónde salen todos los recursos para recoger víctimas de emergencia. En Quito, lo ideal debería ser contar con 95 ambulancias, para poder llegar a tiempo y cumplir con la norma internacional.
¿Cuánto tiempo determina la norma internacional para atender una emergencia?
Siete minutos. Ese es un tiempo excelente para apoyar a un paciente desde que se ha suscitado el accidente o la emergencia. Eso dice la norma internacional. Lastimosamente se siente la insuficiencia de ambulancias. En la Cruz Roja hay cuatro ambulancias activas los fines de semana. Pero qué pasa si hay un accidente y se envía al vehículo del centro al norte y, al mismo tiempo, ocurre otro hecho, ahí sí hay demoras. Se tarda desde 8 hasta 10 minutos, yendo por carriles exclusivos, como los del trole, en medio del tráfico de la ciudad. A veces eso no se entiende, se oye una ambulancia y hay conductores que se pegan atrás para aprovechar la apertura de la vía.
¿Se cumplen esos 7 minutos en el caso de Quito, por la geografía de la ciudad?
Hay un Comité Interinstitucional de la Red de Emergencias Médicas creado en 1996. Ahí se determinó que la ciudad está distribuida por zonas. Por ejemplo, hay ambulancias de la Cruz Roja en la sede central de La Alameda y atiende el Centro de la ciudad. Lo mismo pasa con los Bomberos, que atienden las emergencias por zonas. Cuando hay emergencias masivas hay apoyo entre las instituciones. Hay que tomar en cuenta el horario, el tráfico y otros factores para cumplir con la ‘hora dorada’ de las emergencias.
¿Qué es la ‘hora dorada’?
Consiste en que desde el momento que ocurrió el accidente hasta que se entrega a la víctima a un hospital no debe ser más de una hora. Al cumplir ese parámetro podemos decir que hay un 70% de probabilidades de que se salve una vida. También esa es una norma internacional que tratan de aplicar todos los organismos de socorro.
Sin embargo, ¿por qué a veces los organismos de socorro llegan tarde a atender las emergencias?
Ahí se da una mala interpretación. La comunidad es la primera que debería dar una respuesta a la emergencia. Cito un ejemplo: una emergencia a las 17:00, cerca de San Roque, donde está colapsado el tráfico y a la víctima le da un paro cardiorrespiratorio. La persona de 70 años estaba sentada en la mesa junto a 17 personas y la ambulancia llega a los 8 minutos, subiéndose a las veredas, y al llegar ya no tiene signos vitales. Ahí, ocurre el caos y las personas van a decir que la ambulancia no llegó rápido.
¿La noción del tiempo para una persona cambia en situaciones de emergencia?
Por supuesto que sí. Es un comparativo básico. Usted puede hacer 8 ó 20 minutos en llegar a su casa y no pasa nada. Hay que ponerse en los dos planos. Toma tiempo en los organismos de socorro hasta que se suban a la ambulancia, la enciendan, reciban la dirección exacta y lleguen a la emergencia. Hay ocasiones en que las personas se bloquean y no dan bien una dirección. No se dan sitios de referencia. La gente debe tranquilizarse en ese tipo de situaciones. Falta esa cultura.
¿POR QUÉ ESTÁ AQUÍ?
Su experiencia. Tiene 44 años y posee tres maestrías. Es docente del IAEN en Gestión integral del riesgo y administración de desastres.
Su punto de vista. Una capacitación adecuada de la comunidad ayudaría a los organismos de socorro durante cualquier tipo de emergencias que se presenten.