A partir de 1961 las calles de la ciudad se llenaron de desfiles y comparsas. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
¡Que viva Quito! Tres palabras que, en estos días, se escucharán más en el Distrito, pues el cumpleaños de la ciudad está a las puertas; es decir, a 18 días. Pero cada 6 de diciembre viene con una estela de preguntas. Una de ellas: ¿es realmente el día en que se debiera festejar a la urbe?
Unos dicen que la fecha original sería el 28 de agosto, día de la fundación de Quito en Riobamba, por Diego de Almagro (en 1534). Otros, el 4 de octubre, el día del santo patrono: San Francisco de Asís.
Los más críticos le apuestan al 10 de agosto, el Primer Grito de la Independencia (en 1809). Un cuarto grupo anota el 1 de diciembre, día de la resistencia indígena. El debate aún no ha sido zanjado.
En todo caso, lo único cierto es que los quiteños tuvieron que esperar 400 años para empezar a festejar la fundación de la ciudad española, “cuya fecha original -28 de agosto- fue suplantada por otra -6 de diciembre-“, dice la historiadora Tamara Estupiñán.
En efecto, el proceso de institucionalización de las fiestas de Quito del 6 de diciembre tuvo su origen en 1934, cuando el Cabildo quiteño propuso celebrar los 400 años de la fundación de la ciudad española. Hubo dos celebraciones: una en agosto y la otra en diciembre, para lo cual el Congreso Nacional designó una partida presupuestaria extra para el festejo.
Un año después ya no se volvió a celebrar la fundación española de Quito con bombos y platillos, solo hubo sesiones sencillas del Cabildo para recordar el origen hispano.
No fue sino hasta fines de noviembre de 1959 en que el periodista quiteño César Larrea “prendió” las fiestas de Quito desde las páginas del diario Últimas Noticias.
“Celebrar como una fiesta el día en que los españoles acabaron con la resistencia indígena se puede entender, por el afán de mostrar el amor de sus habitantes por la ciudad”, sostiene Jorge Núñez, director de la Academia Nacional de Historia. El segundo motivo: “Un afán españolista, el de sentirnos hijos de España, lo cual -sin duda- lo somos, pero no solo de España sino también de América”, agrega Núñez.
Manuel Espinosa Apolo, estudioso del tema, va más allá y señala que celebrar el 6 de diciembre es “una vergüenza, porque estamos celebrando la masacre de los pueblos originarios; además, es una celebración antiquiteña, porque el pueblo de Quito fue el más insumiso de América y no puede estar festejando al opresor”.
Por ello, en 1988, el alcalde Rodrigo Paz, Rafael Quintero y otros concejales de aquel entonces, resolvieron que la sesión solemne del 6 de diciembre tuviese lugar el primero de diciembre, en homenaje al héroe indígena, Rumiñahui, que defendió a Quito de los conquistadores españoles.
Entonces, ¿cuál sería la fecha ideal para celebrar a Quito? Núñez y Espinosa Apolo creen que el 10 de agosto, pues ese día se liberó a la ciudad.
Aunque Alfonso Ortiz, cronista de la Ciudad, apunta que el 6 de diciembre “lo que se festeja es exclusivamente el día del nacimiento de Quito, pues ese día se hizo efectiva la fundación hecha por Diego de Almagro el 28 de agosto”.
Lo importante, dice Ortiz, es reflexionar sobre lo que hacemos los quiteños para que esta ciudad (de más de 2 millones de habitantes) sea mejor y en donde haya tolerancia.
En todo caso, Núñez cree que lo más inteligente fue la propuesta que hizo en su momento Rafael Quintero: celebrar el 1 de diciembre como día de la resistencia indígena, de ese modo estamos viendo las dos caras de la moneda: la resistencia indígena y la fundación española.
Ahí sí, dice Núñez, ¡que viva Quito! Y que viva muchos siglos más y que esta ciudad milenaria siga su existencia y sea una ciudad abierta, democrática, igualitaria y cosmopolita.
Así fue la primera fiesta de Quito
Un 21 de noviembre de 1959, el diario Últimas Noticias hizo un llamado a la población para revivir la serenata quiteña y rendir homenaje a la ciudad. Antes, solamente había una sesión solemne en el Municipio. Aquella noche hubo serenata en seis barrios.
En 1960 hubo mayor presencia de tríos y orquestas en la mayoría de los barrios de Quito. En 1961 fue la apoteosis cuando se ofreció la serenata desde el atrio de la Catedral con el dúo Benítez y Valencia y la orquesta Santa Cecilia. Incluso, Carlos Julio Arosemena, presidente del Ecuador en aquel momento, bajó al portal del Palacio y aplaudió. Después la gente gritó: “¡Viva Quito!”.
El comienzo de la fiesta fue la serenata y sigue hasta la actualidad. El periodista Jorge Ribadeneira fue otro gran animador. Aún hay barrios que hacen sus programas, pero el Municipio tiene sus grandes actos: la celebración quiteña ya no es barrial sino general.
En 1964 se conformó el Comité de fiestas, respondiendo a la acogida que tuvo la iniciativa de Últimas Noticias. Ahí se organizó mejor la fiesta, con actos especiales. Lo más grande fue el Desfile de la Confraternidad, desde 1965; la elección de la Reina de Quito, desde 1966, y el Campeonato Mundial de Cuarenta, desde 1969.
Datos curiosos sobre fundaciones y celebraciones
Ocho ciudades con varias fundaciones
Quito no fue la única villa o ciudad en ser trasladada a otro sitio, lo propio ocurrió con Bogotá, Buenos Aires, Caracas, La Habana, San Juan, Piura, Guayaquil, Riobamba, entre otras, según la historiadora Tamara Estupiñán. Algunas villas fueron fundadas dos o más veces en el mismo lugar y en esos procesos cambiaron el nombre de patrono.
Una celebración que más convoca
En la actualidad, el 6 de diciembre es para los quiteños la celebración cívica más importante; supera cualitativamente a la del 10 de agosto o 24 de mayo. Esto no ocurre, dice Estupiñán, con muchas ciudades de Ecuador, en donde las fiestas patrias o de independencia, fiestas católicas y otras de raigambre indígena, son las que predominan.
3 países prefieren lo indígena
En Perú hay varios ejemplos de fiestas indígenas que tienen una convocatoria mayoritaria de la población: en el Cusco, el Inti Raymi y el Corpus Christi; en Lima son Santa Rosa y el Señor de los Milagros. En algunos poblados de Colombia y Bolivia, en cambio, es el Carnaval; y en México se celebra a sus muertos, una fiesta declarada Patrimonio.
Las celebraciones con más pegue
Rusia celebra su Revolución de Octubre en noviembre. En la misma línea, los ambateños, después de que su ciudad quedó destruida por el terremoto del 5 de agosto de 1949, en vez de celebrar la fecha de la fundación española de su ciudad crearon la ya tradicional Fiesta de la Fruta y de las Flores, haciéndola coincidir con el Carnaval.