Cuando los días son mayormente lluviosos en Quito, los expertos recomiendan especial cuidado con las plantas que se encuentran en el exterior de la casa.
Si el agua se acumula en el jardín, el exceso de humedad pudiera generar enfermedades fúngicas (por hongos), que son las más comunes.
Los síntomas de hongos tienen que ver con la aparición de manchas marrones en las hojas, defoliación (pérdida de hojas), manchas en los frutos y protuberancias en los troncos.
En esos casos se puede rociar a la planta con una solución fungicida. Si bien existen tratamientos químicos en el mercado, se puede optar por remedios caseros de bicarbonato y leche; bicarbonato y aceite de oliva; vinagre.
Hay que tener en cuenta que es necesario realizar aplicaciones múltiples con repeticiones cada pocos días para poder conseguir la total eficacia del tratamiento.
Alimentar a la planta con abono
Ana Anaguano, propietaria del vivero Yanay, en Nayón, explica que la tierra debe tener gran cantidad de nutrientes, por lo que recomienda abonar a las plantas cada dos meses.
El abono o fertilizante puede ser químico o natural. Este último se basa en cáscaras de huevo y plátano, cascarilla, cascajo, trozos pequeños de carbón. Esto ayuda a que las plantas se oxigenen y regeneren.
También se puede enterrar a un costado todo tipo de frutas que estén pasadas, pues sirven de abono.
Eso hace que “las raíces se vuelvan más fuertes y crezcan más para adentro y se sostenga con firmeza la planta”, señala Anaguano.
En Yanay siempre aconsejan a sus clientes que, si optan por comprar plantas de exteriores, se fijen principalmente en la raíz. Esta tiene que ser gruesa.
Una raíz fuerte hace que la planta se adapte fácilmente al momento de sembrarla, se fije en la tierra y no se muera.
José Lamiña, dueño del vivero Katherin, también coincide en abonar las plantas. Él comenta que las plantas se resienten un poco con el exceso de agua y hasta pueden enfermarse por el frío.
En su negocio tiene árboles grandes, como ficus, eugenias y pequeñas como durantas y begonias big.
“Las eugenias están de moda ahora. También hay unos cipreses borregos o brasileños que se forman solitos como árboles de navidad”, menciona.
A estas plantas se las puede sembrar en cualquier parte de Quito, menos en las zonas muy frías, como son los páramos porque ahí no se dan.
Lamiña –agrega- que es esencial revisar si se pegan las plagas para fumigarlas de inmediato y así evitar que acaben con la vida de la planta.
Las moscas blancas -por ejemplo- dañan las hojas con sus picaduras, hacen que estas se decoloren de a poco.
Otra manera de detectar esta plaga es si el envés de las hojas tienen unos puntos blancos algodonosos, que son las larvas de esos animales.
Con frecuencia los jardines y huertos se ven afectados por alguna plaga de pulgón, hormigas, babosas u otro insecto.
Evite regar sus plantas si llueve
Si las predicciones del clima son de lluvia, evite regar sus plantas ese día o en esa semana, puesto que ellas recibirán una dosis gratuita de agua.
Una de las mejoras formas de aprovechar el agua que cae cuando llueve a cántaros es recogerla en recipientes para luego verterla en las especies.
En el caso de que la lluvia sea demasiado intensa, se puede optar por mover a las plantas -que están en macetas- al interior de la casa mientras duren las precipitaciones.
Otros tres consejos prácticos
- Paraguas de plástico. Cubrir las plantas más frágiles es una opción para que no se aneguen y los tallos y hojas estén protegidos. En el mercado existen plásticos específicos o puede hacerlos manualmente. Lo importante es que el plástico quede bien tenso, no se formen bolsas y entre el aire para ventilar.
- Fijar las plantas al suelo. Se puede colocar estacas para establecer las plantas en el suelo. Para sostener los tallos use hilos o tiras y aros de plástico. A medida que vayan creciendo, su follaje esconderá estas guías, las mismas que mantendrán erguida a la planta.
- Piedras en las macetas. Si sus plantas están en macetas, una buena forma de evitar que el aguacero les haga daño es colocar en el fondo del recipiente un puñado de piedras.
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