No hay paso cebra, semáforo ni puente peatonal. Sin embargo, miles de personas cruzan por ese lugar todos los días. El intercambiador de Carapungo, sobre la Panamericana Norte, es uno de los puntos donde los peatones se juegan la vida para cruzar 10 carriles de una vía rápida.
Lo hacen a la carrera, mirando bien de un lado y de otro, y calculando la velocidad de los autos para evitar ser atropellados.
Desde las 17:10 hasta las 17:25 del jueves 18 de agosto del 2022 cruzaron cerca de 400 personas. Mujeres cargando niños en brazos, hombres enternados, jóvenes con audífonos, adolescentes y personas de la tercera edad se arriesgaron a pasar por este congestionado cruce donde no había un solo agente de tránsito, según constató este Diario. Dos uniformados estaban en el redondel, s unos 100 metros hacia Calderón.
El punto más conflictivo es donde empieza el intercambiador. En la vereda occidental es la parada de buses. No hay sillas ni visera; es solo un espacio de tierra donde vendedores ambulantes aprovechan la montonera para ofrecer sus productos.
Cruzar no es una tarea fácil. A alguien que lo hace por primera vez le puede tomar hasta 10 minutos pasar de un lado al otro; los expertos lo hacen en dos. Como es una vía rápida (90 km/h), los autos, camionetas, buses, motos y volquetas transitan a toda velocidad.
Los peatones tienen sus razones para arriesgarse. María Villa, de 36 años, debe llegara casa en Bonanza, a cuidar a sus cuatro hijos. Juan Carlos Alma, de 21, tiene que llegar a hacer los deberes de la U. Margarita Ríos asegura que caminar hasta el semáforo más cercano le tomaría, al menos, 15 minutos más.
Otros casos
No es el único punto crítico de Quito. La Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) ha identificado que hay cruces peligrosos sobre todo en vías rápidas y en zonas cercanas a centros comerciales, mercados y escuelas.
Otro de ellos está en la Mariscal Sucre, en la subida a Atucucho. Ese ha sido un punto conflictivo hace años. Había un paso elevado, pero nadie lo usaba. La gente rompió la malla sobre el parterre para cruzar por ahí, por lo que se colocó un semáforo, sin embargo, no todos lo utilizan. Decenas cruzan unos 100 metros hacia el norte, a la carrera.
Pamela Villacrés, directora de Ingeniaría en Tránsito de la AMT, explica que las cinco vías con más atropellos y arrollamientos en Quito son la Simón Bolívar, la Mariscal Sucre, la Panamericana Norte, la Eloy Alfaro y la Galo Plaza.
Las cifras de la entidad muestran que, de los últimos tres años, este es en el que han ocurrido más atropellos y arrollamientos. De enero a junio del 2022 hubo 182 siniestros, en el mismo período del año pasado fueron 139, y en el 2020, 159.
¿Por qué no hay pasos seguros en esas vías? Villacrés indica que es porque primero llegó la vía y luego las casas, por lo que no se contempló la construcción, por ejemplo, de pasoso elevados.
Asegura, además, que este año la entidad ha enviado informes a la Secretaría de Movilidad y a la Epmmop analizando los puntos de mayor siniestralidad, y están a la espera de la respuesta para definir la habilitación de cruces seguros.
Mientras tanto –dice- la AMT envía agentes donde existe alto flujo peatonal, sobre todo en horas pico como al mediodía y al finalizar la jornada laboral. Y asegura que se trabaja en campañas de seguridad vial y concientización para que los conductores respeten los límites de velocidad y que los peatones crucen por lugares adecuados.
Las sanciones
En el primer semestre de este 2022 se sancionó a 27 peatones por no cruzar por lugares debidos. Las faltas ocurrieron sobre todo en la Mariscal Sucre, Maldonado, Huancavilca, Princesa Toa, Panamericana Norte y Simón Bolívar.
Además, 13 443 conductores fueron sancionados por irrespetar el límite de velocidad, principalmente en la Ruta Viva, Simón Bolívar, Mariscal Sucre, Panamericana Norte y Mariscal Sucre.
Galo Cárdenas, experto en movilidad sostenible, considera que lo primordial que debe hacer la autoridad para disminuir el riesgo del peatón es dejar de priorizar al auto y empezar a invertir para mejorar la ‘caminabilidad’ de la ciudad.
Moverse a pie en Quito –dice- no tiene garantías y es inseguro. Los pasos cebra no se respetan y los pasos peatonales elevados no son pensados para personas de la tercera edad o con alguna discapacidad.
Explica que lo que mata al peatón es la velocidad del auto. Por ejemplo, en un siniestro a 30 km/h, la persona puede salir viva, pero a 60 km/h, casi no tiene posibilidades de sobrevivir. Por eso insiste en que la velocidad es la clave para salvar la vida de la gente.