Un grupo de 60 policías de Tránsito y Servicio Urbano estaba desplegado a lo largo de la avs. Maldonado y Napo. Entre las 06:00 y las 09:00, el tránsito de sur a norte estuvo congestionado en vías como la Maldonado, Napo, Teniente Ortiz, José Peralta entre otras.
En el sector de Guajaló, un patrullero bloqueaba el paso hacia la av. Simón Bolívar. El alcalde Augusto Barrera, aseguró que esta avenida permanecerá cerrada hasta que se realicen los estudios que permitan valorar y mitigar el riesgo de nuevos derrumbes.A las 08:00, alrededor de 30 personas hacían fila en la acera en la av. Maldonado, junto al intercambiador. Todos esperaban una buseta particular que los traslade hasta Cumbayá.
Consuelo Ochoa aseguró que el cierre de la arteria vial perimetral afectó a las personas que se trasladan por trabajo, estudios o negocios hacia el norte y los valles.
Los problemas empezaron para ella en la tarde del lunes. A las 16:30 salió de su trabajo en Cumbayá. El cierre de la Simón Bolívar, por el deslave en el sector de La Forestal, obligó al conductor de la buseta, en la que viajaba, a tomar varios desvíos. Al final tuvo que salir al sector de El Trébol. A Guajaló llegó a las 20:30. Fueron cuatro horas de viaje.
Frente a la fila de pasajeros estaba Yolanda Barrionuevo. Ella se encargaba de cobrar el pasaje y despachar a los carros que prestan el servicio de transporte. “Las busetas que salieron a las 05:00, recién regresaban a las 07:00”.
El viaje de Guajaló a Cumbayá tardaba entre 25 y 30 minutos. Luego del cierre de la av. Simón Bolívar, se incrementó hasta entre 60 y 90 minutos.
Eso depende de la ruta que escojan los choferes. “Algunos se regresan al sur hasta Tambillo para ir por El Tingo hasta Cumbayá. Otros se van por la Maldonado o la Teniente Ortiz hasta El Trébol”.
Por el aumento en el consumo de combustible, la distancia recorrida y el tiempo de viaje, el pasaje también subió. Pasó de USD 0,50 a 1. Pero a Emérita Ullaguán no le importaba pagar un poco más con tal de llegar a tiempo a su trabajo. A las 08:30, un bus de la Flota Pelileo se detuvo bajo el puente. El ayudante se bajó y empezó a gritar “A Cumbayá”. Ullaguán no lo pensó dos veces y salió corriendo de la fila para abordar el bus.
A las 08:35, la unidad 52 de la cooperativa 7 de Mayo pasó por el puente de Guajaló. Todos los asientos estaban ocupados y muchos pasajeros iban de pie.
El tránsito en la avenida era más lento que de costumbre, según el conductor Joselo Tuabanda. Motos, carros particulares, de uso oficial e incluso transporte pesado circulaban por el carril exclusivo del Corredor Sur Oriental.
En declaraciones a un canal de televisión, Germánico Pinto explicó que los vehículos de transporte pesado que no necesiten ingresar a Quito pueden tomar la E35 hacia El Quinche, Checa, Pifo, Píntag hasta Tambillo y viceversa. Los que deben ingresar al Distrito deben cumplir con los horarios de restricción.
Se podrán utilizar vías alternas como la autopista General Rumiñahui o la av. Maldonado. Barrera explicó que la restricción vehicular rige en toda la ciudad según los cronogramas previstos en el pico y placa.
Sin embargo, vehículos pesados y automóviles con placas terminadas en 3 y 4 circularon ayer por la Maldonado en el horario de restricción. En esa avenida, a la altura de la calle 21 de Agosto, la prioridad del cabo Luis Carrillo era hacer circular a los carros.
Explicó que detener a un conductor de transporte pesado que invade el carril exclusivo o que tiene pico y placa solo incrementaría la congestión.
En las vías secundarias, como la Púsir, Palenque y Joaquín Gutiérrez, las filas de autos también eran largas. Los conductores que llegaban a estas intersecciones venían por las rutas alternas desde Oriente Quiteño y La Argelia. El ruido, el esmog y el riesgo de accidentes alteró la tranquilidad de los vecinos de estos sectores.
A la altura de El Comercio, Tuabanda también ingresó a la vía exclusiva. En el cuartel Epiclachima regresó a la vía convencional.
Era la segunda vuelta que hacía ayer. “En la primera salí a las 05:00 y regresé a las 07:00. Normalmente hago solo una hora”.
Con ese retraso, Tuabanda calculaba que solo podía hacer cinco de las seis vueltas que cumplía en un día normal. Eso le representaba una pérdida de USD 35.
En la terminal Quitumbe, los buses que arribaban desde provincias del norte cruzaban la ciudad por la av. Occidental.
Al Colegio Montúfar, el bus 52 llegó desde Guajaló a las 09:20. Fueron 45 minutos de viaje.
Testimonios
Raquel Proaño / Economista
‘Me da miedo circular por la Simón Bolívar’
La av. Simón Bolívar es sumamente importante porque me ayuda a ganar tiempo. Es la vía que conecta los valles, donde vivo, con mi trabajo, cerca de la Granados, en el norte. Me ayuda a ganar tiempo y a evitar la congestión en otras avenidas.
Hago unos 35 minutos, a una velocidad moderada, entre el valle de Los Chillos y mi oficina.
Si voy por la ciudad hago casi una hora. Para mí, es muy representativo este ahorro de tiempo. Tengo que cruzar toda la ciudad y con tanto semáforo es para desesperarse.
Por el tramo por donde circulo no es tan peligroso como lo es al sur, pero sí tengo miedo. Algunos días, en la noche, prefiero hacer más tiempo y regresar por otras vías más transitadas.
El temor es permanente. Hay laderas que se las ve peligrosas y en algunas ocasiones hasta hay derrumbes. Si no fuera por el tiempo que me ahorro, yo no circularía por la Simón Bolívar.
Natalia Galarza/ Secretaria
‘Ahora me demoro más desde Carcelén al sur’
La Simón Bolívar es importante porque es una vía rápida, que no tiene semáforos. De mi casa, en Carcelén, al sur, donde trabajo, son como 48 kilómetros. El viaje lo hago en 35 minutos. Si voy por la Occidental, hago casi el doble. La Simón Bolívar es más rápida, a pesar de que es más peligrosa. Pero una sabe que por ahí puede ir sin estar parando ni frenando a cada rato.
Yendo por esa vía me siento súper insegura, ayer (lunes) me quedé atascada a unas tres curvas de la Universidad Internacional y tuve que bajar por el acceso que va a Monjas. Perdí 50 minutos, fue desesperante.
Atascarse ahí es un riesgo tenaz. Se me cruza por la mente que en algún momento se van a caer todos los árboles.
Además, hay un montón de sitios proclives a derrumbes, lo que ha pasado es que la tierra se ha acumulado en las cunetas y los pocos desfogues se pueden taponar. Cerrada la Simón Bolívar se me complica, porque el tiempo de viaje es mayor.
Santiago Bonilla/ Ganadero
‘La Simón Bolívar es más peligrosa, pero rápida’
Por mi trabajo tengo que ir todas las mañanas a Machachi, a la hacienda. Siempre iba por la Simón Bolívar, porque desde mi casa, por el Quito Tenis, hasta allá tendría que atravesar media ciudad y lidiar con el tráfico. De verdad que preferiría cambiar de profesión. Esa vía es buena porque no hay congestiones, puedes ir más rápido, a buen ritmo y sin aburrimiento.
El viaje por la Simón Bolívar es interesante. Es una vía de alta velocidad, pero hay huecos, baches y las laderas.
Con el clima de estas semanas, te das cuenta con mucha facilidad que en cualquier momento puede haber un deslave.
La tierra de la montaña está empapada, hay lugares en los cuales se ven pequeños deslizamientos de tierra y piedras. También he visto que el agua se filtra y el paso de tanto vehículo, supongo que moverá algo de la ladera. En ese sentido, la avenida es muy peligrosa, pero hay que usarla en función de ahorrar tiempo y energías.