Mónica Paz duerme tranquila durante la época de vacaciones. Ella vive en el conjunto habitacional Terrenove, en la calle De los Álamos, sector San Isidro del Inca.
Sube a su vehículo y sale de su garaje sin premura. No obstante, sabe que al iniciar el año lectivo esa tranquilidad se acabará.
“Cuando los alumnos están en clases, es imposible movilizarse por el sector, está lleno de autos. El tráfico y el ruido son insoportables, suelo demorarme 15 minutos desde mi casa a la vía principal”.
Según un informe del Ministerio de Educación, en este sector funcionan 36 colegios, en donde se educan 12 000 alumnos.
El problema radica en que esta zona, que hace 15 años era semipoblada, en la actualidad tiene proyectos arquitectónicos sin una adecuada planificación.
Jorge Espín, jefe de Espacio Público de la Administración Eugenio Espejo, reconoce que no ha existido una buena planificación en la construcción de las vías.
“Las congestiones se registran cuando los padres van a retirar a sus hijos y ubican sus vehículos a los costados, causando caos”.
Ramiro Oña es uno de los fundadores del barrio y vive ahí hace 40 años. “Antes esta era una zona donde no había muchas viviendas, las calles eran de lodo y existía un bosque de eucaliptos”.
Recuerda que en la época del alcalde Gustavo Herdoíza se realizó la obra de adoquinamiento de la calle De los Nogales.
Paz compró su departamento en USD 80 000. Reconoce que con la supresión del redondel de El Inca, hace dos años, la congestión disminuyó. Para los vecinos, el problema radica en que la calle De los Nogales es la única que conecta al este sector de los colegios con las avenidas principales. Esta calle tiene solo dos carriles, sus adoquines están acabados y no hay señalización.
Santiago Álvarez, gerente del Colegio Tomás Moro, reconoce que existe el problema de la congestión vehicular en horas pico.
Dice que una de las medidas que se han adoptado para evitar la congestión es la coordinación entre los colegios Martim Cereré, Sek y Letort para entrar y salir a diversas horas.
Paz y Oña dicen que por vacaciones la congestión es menor. Pero aseguran que el próximo mes, cuando los estudiantes retornen a clases, el embotellamiento volverá. Coinciden en que las horas de congestión van de 06:15 a 07:30 y de 13:00 a 13:30.
Álvarez dice que los colegios se ubicaron en este sector cuando no había urbanizaciones. El Tomás Moro, por ejemplo, está ahí hace 15 años. “Hay una falta de planificación urbana, ya que las vías de ingreso debían haber sido modificadas para soportar la densidad de tráfico”.
Una de las soluciones que plantea Espín es que personal de movilidad controle que en el sector se respete el espacio público. También plantea que haya parqueaderos en los planteles.