Lo que antes eran una cafetería, un restaurante y una galería reconocida internacionalmente, hoy son un montón de cajas de cartón y mobiliario desarmado, listo para ser subido a un camión de mudanza.
“Es el trabajo de 15 años, que lamentablemente hemos tenido que levantar porque las autoridades no nos dan esperanza de que esto vaya a reactivarse”, asegura Adriana Alomía, administradora de Galería Ecuador. Sus cuatro locales, ubicados en los sectores más turísticos de Quito, fueron cerrados debido a un drástico descenso en las ventas desde que comenzó la pandemia.
“No era solo un negocio, sino una vitrina para mostrar a 300 artesanos, los mejores del país”, agrega, mientras desocupa el local de La Mariscal.
En este barrio turístico, la lista de comercios que han cerrado es interminable: restaurantes, cafeterías, bares, discotecas, chocolaterías, galerías, hoteles, agencias de turismo; y hasta una entidad bancaria y una empresa de telefonía celular levantaron sus sucursales.
“Este debe ser el barrio más golpeado de Quito”, indica Paola Romero, moradora, expresidenta de la Asamblea Barrial y quien actualmente, junto con otros empresarios y vecinos, busca la forma para reactivar las actividades comerciales. “En medio de esta crisis, los vecinos vemos una oportunidad para sacar el barrio adelante”, advierte.
El plan es lanzar en la segunda semana de septiembre el Laboratorio La Mariscal. “Es similar a lo que ya hicimos en Cumbayá”, dice Romero. En ese sector, los locales de comida y otros negocios sacaron los productos a las aceras. La Alcaldía peatonizó ciertas calles para que las actividades se realicen al aire libre. “La idea es que las familias que dejaron de visitar La Mariscal, porque antes no tenían ninguna oferta, ahora puedan disfrutar de la belleza arquitectónica y de la oferta cultural y gastronómica”, señala la moradora.
Dueños de locales y artesanos de La Mariscal se organizan para reactivar este sector. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.
Quito Turismo señala que el 13% de los negocios turísticos de la ciudad cerró, la mayoría estaban ubicados en el Centro Histórico y La Mariscal.
Para Santiago Guarderas, vicealcalde, la situación económica de los negocios es un tema “prioritario para el Alcalde”. Adelantó que un equipo de trabajo elabora un plan de reactivación económica. Una iniciativa es que los negocios como restaurantes y cafeterías puedan usar el espacio público. “Se van a peatonizar ciertos espacios de la ciudad, para que la gente asista sin riesgo y consuma en estos locales”.
Otra iniciativa que, según Guarderas, analiza el alcalde Jorge Yunda es la reducción de ciertas tasas e impuestos. “En estos momentos un equipo está revisando si es factible el plan, porque hay que tomar en cuenta que la Alcaldía también tiene un déficit económico”.
Por ejemplo, el pago de patentes anuales, que es un impuesto para que negocios o personas naturales puedan realizar sus actividades económicas, ha caído en un 37%. Es decir, entre enero y julio, la Alcaldía recaudó USD 30 millones, en el mismo período del 2019 fueron 47,8 millones.
El pago por la tasa de autorización para funcionamiento de locales también cayó. Hasta el 31 de julio se han recaudado USD 861 285, mientras que en el 2019 fueron 1,6 millones.
Daniel Ochoa, administrador de El Cafecito, señala que sus ventas actuales no superan el 30% de la facturación antes de la pandemia. Renán Espinoza, administrador de Mongo’s, dice que pasó de tener 14 empleados a 3. Para Luz Albán, coordinadora del centro cultural El Útero, la situación no es mejor. Cuenta que trabajan a pérdida y que esta pandemia le ha dejado una deuda de USD 8 000 en pagos de impuestos, arriendos y servicios. “Estamos resistiendo, pero necesitamos que las autoridades nos ayuden con planes concretos”, pide Ochoa.
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