Luego de tres días de mantenimiento, la ruta Collas-Aeropuerto Mariscal Sucre se habilitó en la parte norte de Quito. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO.
La secuela de los sismos y la inestabilidad de los taludes pasa la factura a la conexión terrestre entre Quito-Guayllabamba y el norte del país. El cierre de cinco meses que tendrá el tramo de la Panamericana Norte, que va desde Oyacoto hasta Calderón, obliga a transitar por la ruta Collas -Tababela para luego tomar la E35 y dirigirse hacia El Quinche y el norte del país.
Los trabajos de estabilización de taludes durarán seis meses. El sábado pasado aún era posible cruzar por la Panamericana Norte, entre el intercambiador de Collas y Guayllabamba.
Ese día, a las 11:00, a lo largo del tramo que se encuentra cerrado, hubo al menos ocho lugares en los que la tierra estaba acumulada sobre la cuneta, tras haberse desprendido del talud de los cerros aledaños.
Lo que llamó más la atención fue la pendiente vertical que se presentaba en algunos tramos. A diferencia de la nueva Ruta Collas, por ejemplo, la Panamericana no tiene desniveles, terrazas ni mallas protectoras para evitar deslizamientos. En ese tramo, la Pana Norte no cruza por sitios poblados. De un lado se encuentra la ladera y del otro, la quebrada.
No es la primera vez que este tramo de la vía presenta estos inconvenientes. La calzada, de dos carriles (uno por sentido), sufrió un deslizamiento de proporciones en el kilómetro 10, en septiembre del 2013.
Tras los últimos temblores, se realizó una evaluación técnica de las condiciones en las que se encuentra la carretera.
Ante esta situación, ayer, 20 de agosto, la ministra de Transporte y Obras Públicas, Paola Carvajal, informó que por los trabajos para estabilizar taludes se cerrarán cinco kilómetros de la Panamericana Norte. El tramo que será intervenido es el que va del intercambiador de la ruta Collas a Guayllabamba. La Ministra añadió que los trabajos durarán al menos seis meses.
El subsecretario de Infraestructura, César Ruiz, añadió que el cierre empezó ya el martes 19 de agosto para evaluar las consecuencias que dejó el sismo de 5,1 grados en esta vía.
“El cierre es una medida acertada porque ayer, sin circulación vehicular, se registraron deslizamientos de tierra”.
El funcionario del Ministerio señaló que este cierre no afectará al tránsito vehicular ya que existen opciones: para ir desde el sur hasta el norte; una de estas es la ruta Collas y para quienes vienen del norte y la Amazonía tienen como alternativa de movilización la E35.
Comerciantes como Patricio López, quien tiene que trasladarse a Imbabura y Carchi, tres veces por semana, pide que durante estos 180 días se intensifique el control por parte del servicio de tránsito de la Policía Nacional, ya que el tramo que sirve de desvío para conectarse con la E35 no es muy largo, pero por la cantidad de tránsito la circulación demora. “Cuando se está detrás de vehículos pesados, hay pocos espacios para rebasar, lo que demora el trayecto tanto hacia el norte del país, como de regreso a Quito”.
Luego de tres días de trabajos de mantenimiento que se realizaron en la ruta Colllas-Aeropuerto Mariscal Sucre, desde ayer la circulación por esta vía se normalizó. Las obras se realizaron en la noche y en la madrugada. Con la habilitación de esta vía, la conexión con el norte de la provincia no se vuelve tan caótica.
En una entrevista anterior, Hérmel Flores, presidente de la Cámara de la Construcción de Quito, señaló que esta zona del Distrito Metropolitano se caracteriza por tener un suelo limo-arenoso. Esto significa que es un material bastante fino, como polvo. Vientos y sismos ocasionan su desprendimiento.