USD 1,5 millones se usan para combatir el grafiti vandálico en Quito

Las paredes de estos locales en La Recoleta e incluso el quiosco están afectados. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Las paredes de estos locales en La Recoleta e incluso el quiosco están afectados. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Esta foto fue tomada este martes 4 de septiembre del 2018 en la avenida 12 de Octubre, cerca de la U. Católica. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Pocos rincones de la ciudad se libran del grafiti vandálico. Solo basta recorrerla para observar los garabatos de distintas formas, colores y tamaños en cualquier estructura, sea pública o privada.

En avenidas como la Teniente Hugo Ortiz, entre el redondel de El Calzado y la calle Balzar, en el sur, casi la totalidad de paredes, numerosas puertas enrollables y los letreros y estructuras de las estaciones del Trole están llenas de rayones. En algunos casos, los grafitis se ven incluso en el segundo piso de las casas. La mayoría son vandálicos. Muy pocos tienen concepto artístico.

El panorama es algo distinto en La Floresta, en el centro norte, donde cada vez hay más murales hechos por personas que se dedican al grafiti artístico. Pero el vandalismo es recurrente en calles como la Madrid, Coruña, Mallorca, Francisco Salazar, Lugo, entre otras.

En Quito existe la Ordenanza 0332 que multa con USD 193 (50% de la remuneración básica unificada) a quien haga grafitis sin autorización. Cuando el infractor no puede pagar, realizará trabajo comunitario.

El daño a bienes patrimoniales y públicos está tipificado en el Código Orgánico Integral Penal (COIP). Con base en esta norma, el procurador municipal, Gianni Frixone, interpuso ayer dos denuncias ante la Fiscalía de Pichincha. Las sanciones van de 1 a 3 años de privación de libertad y hasta de 5, si hay agravantes.

Las paredes de estos locales en La Recoleta e incluso el quiosco están afectados. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

El Cabildo ha invertido este año cerca de USD 1,5 millones en la lucha contra el grafiti vandálico. Lo asegura Juan Zapata, secretario de Seguridad.

Pero ni eso ni las campañas de concienciación para que la gente deje de vandalizar los bienes de la ciudad han logrado frenar el problema. Por ello, ahora se planea un trabajo coordinado con la Policía y la Fiscalía. Zapata alertó a los grafiteros sobre la posibilidad que enfrentan de ser apresados, pues no solo se trata de castigo en caso de delito flagrante sino también a través de la investigación de videos que los propios infractores han subido a redes sociales en una suerte de “apología del delito”.

Frixone pidió a los quiteños denunciar cuando se afecten sus bienes para unir fuerzas en contra de esta práctica que daña la imagen de la ciudad.

Pero hacerlo no es fácil, según David Carrasco, gerente de operaciones Quito Tour Bus. Dos de sus unidades de dos pisos fueron vandalizadas la semana pasada y hasta ayer no lograba poner la denuncia. Afirma que deben hacerlo con un abogado, pero es un gasto en el que no toda la gente podría incurrir.

La Alcaldía pide a la ciudadanía dar alertas a través del 911. También se realiza monitoreo con 729 cámaras que se siguen desde un ‘videowall’. Existe un protocolo entre la Policía y los agentes de control al que se sumará la Fiscalía.

Fausto Olivo, jefe de Criminalística, explica que esta unidad aportará al trabajo conjunto con las técnicas disponibles. Por ejemplo, se puede identificar al autor de un grafiti por su personalidad gráfica, es decir, analizando sus dibujos, firmas y trazos. Los videos también permiten determinar quién cometió vandalismo.

Entre el 2017 y el 2018, el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) ha gastado USD 900 000 en la limpieza de grafitis de fachadas y piedra patrimonial, en el Centro Histórico.

Angélica Arias, su directora, señala que el mayor gasto para el Municipio es la limpieza de la piedra patrimonial. “Limpiar un metro cuadrado de una fachada nos cuesta USD 3. Mientras que el metro cuadrado de piedra cuesta USD 9”.

Del total, USD 400 000 financian la limpieza de las estructuras de piedra del centro. Arias dice que esto es más caro e invasivo, pues se interviene directamente en la piedra, que no tiene recubrimiento.

El Cabildo planteó enfrentar este problema mediante el Plan de Conservación y Embellecimiento del Centro Histórico, lanzado en febrero pasado. Pero el problema se mantiene en cuatro calles: Guayaquil, Venezuela, Montúfar y Pichincha.

En este plan, el IMP ha limpiado hasta ahora las fachadas de 1 512 predios patrimoniales en las calles Guayaquil, García Moreno, Rocafuerte, Imbabura, Venezuela, Cuenca, Esmeraldas, Oriente y Chile. En cambio, la Epmmop planea invertir USD 150 000 en los pasos deprimidos. Se usarán para limpieza y para los murales que pintarán colectivos juveniles en los intercambiadores de Carapungo, El Guambra, U. Central, 10 de Agosto y Atahualpa; 10 de Agosto y NN.UU., Orellana, San Blas 1 y San Blas 2.

Las nuevas paradas de buses también son afectadas. Desde mayo, 24 de estas y 23 mupis (lugares para publicidad) fueron grafiteadas. Arreglarlas ha costado USD 23 094.

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