Carecen de estudios de suelo, de planos, asesoría técnica, cimientos adecuados y los materiales de las que están hechas están mal usados. Esas son las cinco características del 70% de las construcciones de Quito y que las convierten en vulnerables, según datos de la Cámara de la Industria de la Construcción.
De este grupo no se libran las propiedades municipales. Las autoridades de la ciudad, como aseguró el alcalde Mauricio Rodas, evalúan la situación.
A decir del Burgomaestre, aquel dato del 70% no ha sido corroborado por el Municipio. Sin embargo, se apunta a mejorar las seguridades de las edificaciones y que avancen a parámetros de sismorresistencia.
Luego del sismo del 12 de agosto y sus réplicas, la seguridad de las edificaciones volvió a la palestra. Hérmel Flores, presidente de la Cámara de Industrias de la Construcción, hace hincapié en que una de las principales deficiencias de las obras en Quito es la falta de capacidad estructural: se construyen más pisos de los que la estructura resiste.
En la ciudad, apunta, el 95% de las construcciones son de hormigón armado. Sin embargo, en gran parte de los casos se registra una mala utilización de los materiales.
En el Distrito, hay 764 186 edificaciones. Al momento de levantar una vivienda u otra obra, las personas deben tomar en cuenta que es indispensable la asesoría de técnicos: arquitectos e ingenieros. En este proceso, el punto de partida es un estudio de la calidad del suelo.
Uno de los sectores vulnerables, en caso de sismos fuertes, es el Centro Histórico. El experto en ingeniería sísmica y director de Ciencias de la Tierra de la ESPE, Roberto Aguiar, explica que son edificaciones sin muros de corte y tienen un material sin características sismorresistentes.
Además, dice, hay otros inmuebles que responden a la tecnología y al conocimiento con el que se contaba en la época y que deberían ser revisadas, como el edificio de la Caja del Seguro y el Estadio Olímpico.
No solo los edificios patrimoniales del sector tienen deficiencias, sino viviendas de barrios como San Roque, La Libertad y Paluco. En el tercero, por ejemplo, hay predios que, además de tener un par de maderos sosteniendo la edificación, están en una zona de riesgo, al borde de una quebrada.
A decir de Jhofre Echeverría, administrador de la Zona Centro, donde habitan, según el último Censo, 40 870 personas, hay barrios donde se prevé un proceso de relocalización. Paluco es uno de ellos. Por otro lado, en la zona se evalúan las construcciones.
La ciudadanía puede tomar en cuenta varios aspectos para saber si su vivienda requiere un análisis estructural. Tiene que hacer una hoja de vida del predio. Si no tiene planos, si la construcción no tuvo asesoría técnica, si con el tiempo se han construido más pisos de los iniciales, entonces, la vivienda es candidata para un estudio.
El valor promedio de una revisión, comenta Flores, puede ser de unos USD 4 por metro cuadrado. El precio del reforzamiento dependerá del tipo de trabajos que requiera el inmueble. Una intervención podría ser la inyección de concreto en las bases del edificio.
Una de los bienes que presentó daños luego del sismo fue la Unidad de Salud del Sur. Aunque, el Alcalde aseguró que el predio presentaba daños anteriores . Por las afectaciones, se suspendieron los servicios de maternidad y hospitalización y se mantiene la consulta externa.
Rodas mencionó que se realizan intervenciones y que se adecuará la Casa de la Niñez para prestar los servicios que se daban en el sur de la ciudad.
Pero, hasta tanto, informó la Secretaría Metropolitana de Salud, los pacientes deben acudir a las dependencias del Ministerio de Salud para recibir los servicios suspendidos.
Los planteles municipales tampoco están fuera de la lista. Según un estudio realizado en 36 establecimientos en el 2011 y 2012, en el que participó Aguiar, se establece que el 70% de estos son vulnerables ante un sismo. Se recomendó el reforzamiento, pero “no se lo hizo”.
Según la Secretaría de Educación, en el 2013 y 2014, se realizó otro análisis, en el que se define que los planteles están en condiciones operativas y recomienda el reforzamiento estructural de un bloque de la Unidad Educativa Sucre.
Flores recuerda que en Quito, en 1951, a raíz del terremoto de 1949, se estableció la primera reglamentación para que las edificaciones sean sismorresistentes. En la década del 70 se realizaron modificaciones y luego en el 2000. Actualmente, hay un proceso de aprobación de planos. La revisión la realiza el Colegio de Arquitectos y el visto bueno lo da el Municipio.
En septiembre del 2013, el Municipio aprobó la Ordenanza Metropolitana 434 de Reconocimiento y Regularización de Edificaciones, un régimen transitorio que permite a las personas regular sus casas.
Rodas indicó que se “explora” una nueva regulación para este tema, a través de la Secretaría de Hábitat y Vivienda. Pero se deberá analizar el marco jurídico.
En contexto
El 12 de agosto se produjo un sismo de 5,1 grados Richter. En Calderón, San Antonio y Carapungo, entre otras zonas del norte, hubo viviendas afectadas. A partir de este suceso, nuevamente salió a la luz el tema de la vulnerabilidad de las edificaciones en Quito.