Reforzar la vigilancia epidemiológica en las localidades es la meta de los formadores comunitarios. Este grupo de profesionales del Ministerio de Salud Pública (MSP) y de agencias, como Unicef, CARE, entre otras, se capacitó en el Taller Nacional de Vigilancia Epidemiológica Comunitaria.
El curso teórico-práctico se desarrolló desde el martes 30 de noviembre hasta el viernes 3 de diciembre del 2021, en Quito. En este espacio, los profesionales aprendieron sobre la importancia de implementar herramientas para la detección temprana de enfermedades, como el covid-19, VIH, malaria, entre otras.
La Cartera de Salud informó que a estas se suma la detección de otros problemas de salud pública, como la desnutrición, el embarazo adolescente, la violencia basada en género, entre otros.
Francisco Pérez, subsecretario nacional de Vigilancia de la Salud Pública, dijo que se capacitó a 55 formadores en el país. Ellos tendrán la oportunidad de replicar sus conocimientos en las diferentes localidades. Además, señaló que se trabajará más en la detección temprana de casos. “Fortalecemos la vigilancia comunitaria, ya que sabemos que la población es necesaria en la contención de la pandemia”.
Alberto Narváez, epidemiólogo y catedrático universitario, apoyó en el proceso de capacitación del grupo de formadores. Él señaló que ellos impartirán sus conocimientos en 55 comunidades. Estas localidades se definirán de acuerdo con las necesidades.
“En estas zonas se trabajará en el diagnóstico oportuno de los problemas sanitarios, como el covid-19, malaria, entre otros. Tenemos experiencias positivas con 788 vigilantes comunitarios en las diferentes zonas. De ellos, 305 aprobaron las capacitaciones”, dijo el médico.
Aída Soto, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), resaltó la importancia del trabajo en las localidades. “Implementar la vigilancia comunitaria es un hito histórico, ya que con la detección y el rastreo oportuno se puede frenar la transmisión del virus”.
Las experiencias en las comunidades
Fátima Tejada labora en la Coordinación Zonal 1, correspondiente a Carchi, Imbabura, Sucumbíos y Esmeraldas. Allí se formó a 51 vigilantes comunitarios en las localidades de Tulcán, González Suárez, Santa Martha de Cuba, Huaca y El Carmelo.
Ellos siguieron el curso de capacitación. Producto de ello, el MSP señala que se logró la detección de 180 casos de covid-19, en febrero del 2021. “Fue una experiencia esencial para la comunidad y para la zona”, dijo Tejada.
Una vivencia similar relató Magdalena Chávez, oriunda de Imbabura. Ella es integrante de Unicef y dirigente de la localidad de Natabuela. Asegura que el trabajo de los vigilantes comunitarios ha sido exitoso. “Ahora, con el taller podemos reforzar los saberes y mejorar el trabajo entre las comunidades, el Ministerio de Salud y los organismos de la sociedad civil”.
En su localidad se han formado 243 vigilantes comunitarios. “Están empoderados y han alertado casos de covid-19, niños sin vacunas y embarazos de riesgo”, señaló Chávez.