El ministro de Energía saudí, Abdulaziz bin Salman, visitó la planta petrolera Aramco. Foto: AFP
Los ataques contra refinerías saudíes del pasado fin de semana, que redujeron en un 5 % la producción mundial de petróleo, desencadenaron el pasado lunes 16 de septiembre de 2019 la mayor subida abrupta en el precio del crudo durante una sesión desde la guerra del Golfo Pérsico.
La cotización del barril de Brent, de referencia en Europa, registró un salto de casi el 20% al reabrir ayer el mercado -hasta USD 71,95-, una subida que no se veía en términos porcentuales desde la crisis que provocó en 1990 la invasión iraquí de Kuwait. Durante la sesión se moderó ese avance y el Brent cerró en USD 69,02 por barril, un incremento del 14,59%, mientras que el petróleo intermedio de Texas (WTI), que sirve de referencia para el crudo ecuatoriano, subió un 14,8%, hasta USD 62,90.
Estados Unidos contribuyó a frenar la escalada del precio al autorizar la liberación de sus reservas de emergencia para garantizar el suministro, si bien puntualizó que todavía es prematuro conocer si será necesario recurrir a ellas.
Rusia descartó, por su parte, que la Organización de Países Productores de Petróleo y sus socios (OPEP+) preparen medidas de urgencia.
La ofensiva de los rebeldes hutíes del Yemen, alineados con Irán, ha retirado en un primer momento del mercado 5,7 millones de barriles diarios, cerca de la mitad del suministro saudí. En medio de esa tensión, las autoridades saudíes estudian demorar el ingreso a la bolsa de su gigante petrolero Aramco, dijeron a la AFP fuentes vinculadas al tema.
La empresa cuyo valor bursátil fue estimado en más de un billón de dólares esperaba empezar a cotizar en el mercado doméstico desde noviembre y, a partir de 2020, en una bolsa internacional. Pero el nivel de bombeo de la compañía estatal Aramco podría tardar semanas en normalizarse, o incluso meses, según algunos expertos, lo que amenaza con mantener por ahora un sesgo al alza en el precio del crudo.
Los hutíes han advertido además que pueden lanzar nuevas ofensivas en cualquier momento y han pedido a los extranjeros que se retiren de las plantas de Arabia Saudí.
La inestabilidad en la región contribuye por sí misma a que la cotización del crudo mantenga la presión alcista, dado que los inversores que operan en el mercado de futuros del petróleo tienen en cuenta la posibilidad de nuevas interrupciones del suministro.
“Este escenario es una combinación de factores. En primer lugar se debe a la caída de la producción, pero también al incremento de la incertidumbre”, dijo a EFE David Madden, analista de CMC Markets.
“Esto es probablemente tan solo el primer capítulo. La atmósfera política en esa parte del mundo es muy tensa y probablemente va a empeorar antes de volver a mejorar”, agregó.
Arabia Saudí emitió ayer sus primera reacción oficial. Anunció una investigación con expertos internacionales y afirmó que las “amenazas iraníes” contra el reino afectan al mundo entero. Horas después de que la coalición árabe internacional creada y encabezada por Arabia Saudí para respaldar al Gobierno yemení afirmara que el ataque no provino del Yemen, el Ministerio de Exteriores saudí emitió un comunicado y el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, se pronunció al respecto.
“Las amenazas iraníes no están dirigidas solamente hacia el reino, sino que sus efectos alcanzan Oriente Medio y el mundo”, dijo Bin Salman en una llamada telefónica al secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper.
En paralelo, la agencia publicaba el comunicado del Ministerio de Exteriores saudí, en el que no acusa directamente a Irán de lanzar ese ataque, pero anuncia que “el reino va a invitar a expertos internacionales y de la ONU para comprobar las verdades y para que estos participen en las investigaciones”.
Por su parte, el presidente iraní, Hasan Rohani sostuvo que los hutíes solo “se defienden (…) Yemen es blanco de bombardeos diarios (…) El pueblo de Yemen se ha visto obligado a responder”.
Esper dijo que “los militares de EE.UU., junto a nuestro equipo interinstitucional, están trabajando con nuestros socios para hacer frente a este ataque sin precedentes y para defender el orden internacional, basado en un sistema reglas, de ser debilitado por Irán”.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo que “aparentemente” Irán está detrás de estos ataques. “Queremos determinar con certeza quién hizo esto”. También expresó su determinación para ayudar a Arabia Saudí, pero afirmando que le gustaría “evitar” una guerra. “Yo no quiero la guerra con nadie”.
En la ONU, Rusia advirtió que un gran conflicto en el Golfo Pérsico sería “un desastre”, por lo que pidió “moderación” a todas las partes tras el ataque. Pero el presidente Vladimir Putin dijo estar dispuesto “a ayudar a Arabia Saudita para que pueda proteger su territorio. Podría hacerse de la misma forma en que lo hizo Irán, comprando los sistemas de misiles rusos S-400”.