Un total de 755 390 dosis de refuerzo se han aplicado en Ecuador hasta el 15 de diciembre del 2021. Así consta en el Vacunómetro del Ministerio de Salud Pública (MSP). Se trata de una tercera dosis, en el caso de las personas que recibieron los biológicos de Pfizer-BioNTech, Sinovac y AstraZeneca. Y es la segunda para los vacunados con la monodosis de Cansino.
¿Por qué es necesario recibirla? El experto en inmunología de la Universidad Internacional del Ecuaor (UIDE), Manuel Baldeón, explica que cuando al cuerpo ingresa el virus, las células lo detectan y empiezan a producir linfocitos. Unos lo matan y otros producen anticuerpos, que impiden que el virus se disemine en el organismo.
Baldeón explica que, además, el sistema inmune tiene memoria. Significa que, cuando una persona se contagia de covid-19 o recibe la vacuna contra la enfermedad (que, en general, contiene el virus atenuado) se forman células protectoras. Si la misma persona se vuelve a exponer al virus, el sistema inmune lo recuerda y se activa.
Cuando el virus ha sido vencido, el inmunólogo señala que los anticuerpos disminuyen. “Es la reacción normal porque no pueden estar presentes todo el tiempo después de la exposición al virus”. Sin embargo, Baldeón explica que las células de memoria se mantienen.
Los refuerzos de las vacunas no son nuevos. El salubrista de la Universidad de las Américas (UDLA), Esteban Ortiz, recuerda que, históricamente se han requerido para múltiples enfermedades. Según cuál sea el ‘enemigo’, el sistema inmunológico produce anticuerpos con mayor o menor dificultad.
“En los virus que no mutan mucho, como la varicela, una vez que se enferme la persona o que sea inmunizada, no necesita más vacunas porque el virus no cambia. Pero el de la influenza o el SARS-CoV-2 mutan demasiado y las vacunas no generan una protección tan eficiente con una sola dosis. Por eso hay que reforzar el ‘conocimiento’ del sistema inmunológico”.
¿Será necesario otro refuerzo?
Todavía no se conoce si tras el refuerzo que se aplica en la actualidad se requiera otro para combatir el covid-19. Esteban Ortiz dice que quizá se requieran dosis estacionales como en el caso de la influenza. Explica que las de esta enfermedad no son refuerzos sino vacunas que contienen información distinta, de los virus que han mutado en esa época del año. “Lo más probable es que el virus se quede como el de un resfriado común”.
El inmunólogo Baldeón coincide en que hay que esperar. Además, señala que en lugar de medir los anticuerpos, que son los que disminuyen al cabo del tiempo, se deberían hacer estudios de linfocitos, es decir de las células de memoria, que son las que se quedan y demostrarían la verdadera acción de las vacunas. Estos no se hacen en el país, dice. Se trata de ensayos in vitro. “Se saca las células de las personas y se cultivan”.