Jorge Ortiz, periodista y ex conductor de noticias de Teleamazonas.
¿Usted está alejado del periodismo, cómo mira el trabajo de los medios ahora?
El Ecuador en temas de libertad de expresión atraviesa una etapa muy oscura y triste. A lo largo del siglo XX, el periodismo tuvo dos batallas muy duras. Una con la tecnología (…) y la segunda por la libertad, pero se consiguió que las opiniones sean respetadas. Lo que está ocurriendo en el Ecuador es exactamente lo contrario, quienes hemos expresado nuestra opiniones sufrimos retaliaciones (…).
Cuando usted dejó Teleamazonas aseguró que lo hacía para no obstaculizar la venta del canal. No habló de que sufrió retaliaciones.
Dije que lo hacía, pero en mi decisión influyó, de forma determinante, la situación política del país (…). Es decir, por las presiones, las limitaciones que sufría en mi labor periodística y por extensión el canal. Eran evidentes por la actitud del Presidente (Rafael Correa) de intolerancia hacia mis opiniones. No salí por mi voluntad, sino que las circunstancias me obligaron. Ahora se ve que los periodistas más críticos, no solo con este Gobierno sino con todos, están fuera.
¿Aparte de las críticas del presidente Correa sufrió otro tipo de presión ?Muchas. El momento en que a uno le quitan espacio y que la subsistencia del canal depende de su amansamiento, de su silencio, es evidente que el ataque al periodista vas más allá del simple insulto. Se trataba de quitar espacio, de ir asfixiando para que los periodistas independientes perdiéramos espacios.
No han sido pocas las aulas de clase donde se ha dicho que el periodismo ecuatoriano milita en la oposición al presidente Correa. Ud. ha sido puesto como ejemplo de ese periodismo militante.
En absoluto. Si usted mira mi trayectoria lo comprobará. Han pasado cuatro años de este Gobierno y la gente olvida que el periodismo antes de Correa también era muy crítico. En cuatro años, con cadenas entontecedoras, la gente se olvida y cree que con Rafael Correa los periodistas se convirtieron en unas fieras que se lanzan contra el Gobierno. Esa es una de las mentiras que, repetidas en mil cadenas, han llegado a convertirse en verdad. No es cierto, el periodismo ha sido crítico.
Fue criticado por no ser equilibrado y por exagerar las sombras del Gobierno y no presentar sus luces.
La prensa es un contrapoder. Todos los gobiernos tienen demasiados instrumentos para difundir sus verdades. No es cierto que yo y otros periodistas solo vimos lo negativo del Régimen, pero creo que en estos años hay más sombras que luces. Eso hice con este Gobierno y con los anteriores. Pero ahora hay mil cadenas que nos muestran como políticos disfrazados de periodistas. No me he dedicado a ninguna actividad política. Sigo siendo periodista, en servicio pasivo.
¿Y qué piensa de que otros periodistas críticos como Carlos Vera hayan buscado un futuro político?
Esa es una decisión personal. Pero cuando Correa decía que los periodistas somos políticos mentía. Yo soy la prueba: no estoy haciendo política y no tendré relación con ningún partido.
En el mundo, gobiernos de derecha y de izquierda han dicho que la prensa es su opositora. ¿Por qué?
El periodismo es el contrapoder. La formación de la opinión pública en la democracia tiene un peso muy significativo. La opinión pública cambia el rumbo de los gobiernos. Por eso, los gobiernos totalitarios, como el ecuatoriano, tratan de sacarse de encima a la prensa, primero desprestigiándola y luego asfixiándola
¿Cuál es el rol de la prensa en ese escenario?
No debe ser sumisa ni obediente como con gobiernos totalitarios. No debe ser eco del poder.
Otro reclamo a los medios es que no escuchan al ciudadano: no tienen voz ni rostro.
Es una queja válida. Ese es un peligro que corre la prensa. En el mundo, en general, la prensa independiente ya venció a la mordaza que le quieren colocar los gobiernos. Lamentablemente, en el país eso no ocurre; se quiere tener periodistas mansos, complacientes con el poder, como hay muchos ejemplos actualmente.
¿Cuál es el futuro de la prensa en el país?
A corto plazo es muy malo. El Ecuador parece que está hipnotizado. A punta de cadenas se logró que la gente vea a la prensa como el Gobierno lo quiere: como un instrumento de torcidos poderes políticos y económicos que atenta contra el país.
¿Perdió credibilidad?
Sin duda. No en los sectores culturalmente más sólidos, pero en la gran masa de votantes sin duda hay un deterioro de la credibilidad. Eso se consiguió con una política de desinformación muy sólida y eficiente, que ha logrado hacer creer que la prensa es la portavoz del poder.
¿Cuál es un ejemplo de periodismo complaciente?
No hace falta dar nombres. Se ha visto canales de televisión y a entrevistadores que hacen, como en las corridas de toros, de ‘peones de brega’. Llevan los toros para que se luzca el matador. Hay entrevistadores a los que solo les falta rendir honores cuando habla un ministro. Se ha perdido la crítica, no lo digo respecto de los periódicos, que siguen como un baluarte del periodismo.