Entrevista a José María Aznar, ex presidente del Gobierno español.
Su experiencia. Fue presidente del Gobierno de España entre 1996 y el 2004. Actualmente dirige la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales.
Su punto de vista. El manejo económico sensato de la mayoría de países de América Latina abre la oportunidad a la creación de una sociedad de bienestar.
¿Cuál es la visión que desde Europa se tiene de las democracias de América Latina?
Están en una fase de maduración. Hay un momento histórico importante para el conjunto de la región, obviamente con sus riesgos. Pero en conjunto se ha avanzado desde el punto de vista institucional, de crecimiento económico y de las oportunidades. Entonces empiezan a crearse clases medias, que son las que vuelven a los países estables y seguros. Pero eso requiere tiempo.
¿Qué factores explican este proceso de maduración?
En primer lugar la estabilidad institucional, que ha avanzado en muchos países de la región, con alternancias democráticas. Aunque es verdad que en algunos países se usan justamente las formas democráticas para vaciar de contenido a la democracia.
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¿Democracias vaciadas?
Sí, cuando se fomenta la perpetuación en el poder, desaparece el equilibrio de poderes y la separación de las funciones del Estado…
Quizá la población no siente que la democracia resuelva problemas de educación y salud y prefiera una democracia vaciada, pero que sí solucione ciertas necesidades
Es verdad que hay muchas necesidades, pero el camino en América Latina está abierto para superarlas.
¿Pero ese anhelo de la población de palpar resultados inmediatos no puede ser aprovechado por políticas clientelares y demagógicas?
El populismo es un gran enemigo político y económico. En lo político porque tiene la tentación de intentar dividir a una región fundamentada en valores democráticos, en la libertad y en la economía libre. Y el populismo lo que hace es, precisamente, arruinar a los países y los confronta.
Pese a estar integrada por ciertos gobiernos tachados de populistas, la Unasur trabaja en posiciones económicas comunes, por ejemplo de cara a la cita con el G-20.
La convivencia de gobiernos de distinto signo ideológico en organismos internacionales es una norma común. Pero hay que tener presente que para los asuntos básicos del mundo no hay alternativas reales al sistema democrático. Igual sucede con la economía: pueden existir experimentos como Cuba o Venezuela, pero no son alternativas reales a un mercado libre. En un mundo global la regla clave es la libertad, la interconexión, la competitividad como elementos básicos de la igualdad y la solidaridad.
En este contexto, ¿se puede hablar de una maduración de América Latina en el manejo macroeconómico?
La estabilidad macroeconómica ofrece pilares sólidos para edificar políticas de crecimiento. Eso se ha producido de forma apreciable en la región. Ahora hay que aprovecharlo para fomentar la solidaridad y dar oportunidades a la gente. Ese es el punto en donde hay que trabajar y mucho.
¿Tan maduro es el manejo macroeconómico de A. Latina que puede dar ‘lecciones’ a la Comunidad Europea que vive tiempos de crisis?
No hablemos de lecciones. Europa es un continente rico y próspero, con problemas en este momento. Uno de sus problemas es que la sociedad de bienestar es financieramente insostenible. Y en muchos países de A. Latina se está hablando de cómo crear esa sociedad de bienestar. Es decir, son temas de magnitudes distintas, aunque es apreciable el momento económico de A. Latina.
¿Entonces cuál es el reto inmediato para las democracias de A. Latina?
Crear sociedades abiertas y competitivas. Hay un crecimiento muy bueno que debe ser aprovechado para mantener la estabilidad, aumentar la competitividad y cohesionar internamente a las sociedades.