La muerte del jefe de las FARC, el comandante ‘Alfonso Cano’ por parte del Ejército colombiano, que es un tema de actualidad en Colombia, se coló en la parte final de la Cumbre Presidencial de la Comunidad Andina de Naciones (CAN). El encuentro se llevó a cabo este martes en la Casa de Nariño, en el centro de Bogotá.
El caso fue sacado a flote en la rueda de prensa que ofrecieron el mandatario anfitrión, Juan Manuel Santos, en compañía de sus colegas de Ecuador, Rafael Correa; del Perú, Ollanta Humala, y de Bolivia, Evo Morales.
Al ser consultado si había recibido una felicitación de algunos de sus homólogos andinos por el golpe que propinó a las FARC, el viernes pasado, Santos se mostró muy diplomático. Y afirmó: “No hacemos acciones para que nos feliciten. Hacemos acciones porque estamos convencidos de que es lo correcto y es lo que debemos hacer. En el caso de ‘Alfonso Cano’, era lo correcto . Debemos buscar la paz para este país a las buenas o las malas”.
Santos, adicionalmente, recordó el planteamiento hecho a los países vecinos y a los Estados de América Latina y del mundo que el conflicto armado interno “es un problema colombiano que lo vamos a resolver los colombianos”.
En la conferencia de prensa, Rafael Correa estuvo a punto de cometer un lapsus, pero se corrigió a tiempo. Cuando respondía a una consulta de este corresponsal sobre si Ecuador congelaba definitivamente la posibilidad de salir de la Comunidad Andina, dijo: “… por supuesto que abandonaríamos, las FARC iba a decir …”, cuando en lugar del grupo rebelde quería referirse a la CAN. En definitiva, en su respuesta el
Presidente no cerró del todo la puerta a la opción de dejar el bloque regional, si no se cumplen los compromisos adquiridos en la Declaración de Bogotá, un documento de siete puntos, que ayer suscribieron los cuatro mandatarios y que da marcha al proceso de reingeniería de la CAN.
Correa también reiteró que Ecuador no es el único país de la región que ha decidido no calificar de “terroristas” a la guerrilla de las FARC. Y enfatizó que esa ha sido la posición de su gobierno y de otras administraciones ecuatorianas.