Con un frío penetrante y las calles sin la congestión habitual de la ciudad en puntos como el centro norte, empezó la jornada de votaciones. Deportistas, adultos mayores, personas con algún tipo de discapacidad y aquellos que sufragaban por primera vez fueron los protagonistas de la jornada.
El reloj marcó las 07:20 cuando Patricio Flores, de 19 años, se acercó a la Escuela de Práctica República de Chile, en el Centro Histórico, para ejercer su derecho al voto. El joven sufragó por segunda vez en su vida y lo hizo luciendo un atuendo rapero: pantalón baggie, camiseta blanca talla grande y zapatos deportivos sin ajustar.
Patricio reside a pocos metros del ex penal García Moreno y decidió madrugar a votar para aprovechar el resto del día. Primero hizo fila para saber en qué junta estaba empadronado. Siete minutos después, le indicaron que debía sufragar en la mesa 12. “Estoy seguro por quien voy a votar”, dijo, con la misma seguridad con la que se refiere al grupo Cypress Hill como una de sus bandas referentes.
Patricio no debió esperar para que le entreguen las tres papeletas electorales porque en ese momento no había más votantes. Dos minutos después, recibió su certificado de votación.
En el exterior del recinto, emplasticó el documento por USD 0,30. Luego, regresó a su domicilio para encontrase con otros amigos, que sienten la misma afición por ese tipo de música.
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Patricio Flores. Foto: EL COMERCIO
La elección y las bendiciones
En Sangolquí, la misa de 09:00 comenzó con una ligera perorata del sacerdote oficiante, quien recordó a los feligreses lo especial que tenía el domingo y ‘rogó a Dios para que ilumine la mente de los sangolquileños; y voten con conciencia por quienes consideren las personas más idóneas para regir los destinos del cantón Rumiñahui y del resto del país’.
La iglesia de San Juan Bautista, el templo matriz de Sangolquí, estaba más llena que el estadio cantonal en un partido de la Copa Libertadores. Y Skiper Yánez, párroco desde hace dos meses, era quien oficiaba la eucaristía.
Curiosamente, el sermón no topó el tema electoral para nada y el ministro de Jesucristo se limitó a dar un pequeño halón de orejas a los asistentes, conminándoles a que se alejen del pecado y vivan en paz, sin hacer daño a sus semejantes.
Era la segunda ceremonia que daba en el día y tenía planificadas dos más: a las 10:00 y a las 16:00. Un domingo más ajetreado que de costumbre pues tuvo que ‘sacrificarse’ y dar más misas que de costumbre para que sus colegas y compañeros vayan a ejercer el derecho del voto en sus lugares de residencia, en Quito.
No obstante y como buen ciudadano, este cura diocesano de 42 años (de la Arquidiócesis de Quito), como buen ciudadano, no se privó de sufragar y lo hizo en su natal Machachi, ciudad localizada apenas a 30 minutos de Sangolquí.
Apenas acabó la misa de 10:00, se embarcó rumbo a su terruño. Su recinto electoral estaba ubicado en la Escuela José Mejía Lequerica.
Luego del voto el padre Skíper tenía planificado visitar a su familia machacheña y departir con ella hasta que sea hora de regresar a dictar su misa de 16:00… Y talvez la de 18:00, porque el servicio a Dios no tiene horarios.
Claro, explicó Yánez, la jornada terminará con las abluciones y oraciones nocturnas y, claro está, con una miradita a la tele y las redes sociales para saber los resultados.
Su primera vez
Risueño, con emoción y cierto nerviosismo, antes del mediodía, Joao Guerrero, de 16 años, llegó a la junta del Colegio Benjamín Carrión, en el norte, a votar por primera vez.
En esta nueva experiencia, el estudiante de segundo año de bachillerato de la Unidad Educativa Espejo, acudió acompañado de su familia.
Su hermano menor, Mateo, le tomaba de la mano. Mientras su padre, Jorge Guerrero, se aseguraba de que los datos del acta sean los correctos. Su madre, Susana Tayupanta, le aconsejaba que tenga cuidado con las papeletas.
El joven, quien en mayo cumplirá 17 años, comentó que sabía que no era obligatorio que sufragara, pues para los muchachos de su edad el voto es facultativo. Sin embargo, quiso participar “en el futuro de la ciudad”.
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Joao Guerrero. Foto: EL COMERCIO
Los adultos mayores aún votan
El reloj marcaba las 10:00 y el sol todavía no calentaba a los habitantes del sur de Quito. Luego de sufragar había quienes se detenían a comer un plato típico y regresar a sus hogares.
En este grupo se ubicó Jorge López. Este hombre, de 74 años, es jubilado. López llegó antes de las 10:00 a sufragar en la Unidad Educativa Quitumbe. Él quería cumplir con su derecho al voto. A pesar de que ya no está obligado a hacerlo.
Según el hombre, la votación es una obligación de todos los ciudadanos, sin importar la edad. Para próximas elecciones, este hombre piensa acudir nuevamente a votar. Esto es parte de la democracia, expresó.
En la Constitución de la República del Ecuador, en el artículo 62, se determina que “el voto será facultativo para personas entre 16 y 18 años, mayores de 65 años y personas con discapacidad (…)”. Según cifras del Instituto de la Democracia del Consejo Nacional Electoral, en Pichincha sufragan 210 729 adultos mayores de 65 años.
El deportista
Su pinta de deportista lo delató: zapatillas, calentador, una botella de agua y una mochila en su espalda. Así asistió a votar Luis Fueres, de 48 años, al Colegio Andrade Marín, en el norte de la ciudad. A las 10:45, en medio de 30 puestos de venta de comida, policías y decenas de personas, Luis se abrió paso apresurado.
Las votaciones no interfirieron con su rutina de fin de semana. Se levantó, como todos los días, a las 05:00 y salió a trotar. Regresó pasadas las 06:00, fumigó unas papas que tiene sembradas en el terreno de su casa, en San José Obrero, tomó un baño, se vistió y acompañó a su esposa a sufragar.
A las 11:00, en los alrededores del establecimiento educativo, ya hubo aglomeración, por eso el paso apresurado del deportista. No quiso llegar tarde a su partido. A las 14:00, debía estar en el estadio de Chaupicruz, para disputar un cotejo del campeonato interbarrial. pertenece a la selección de la empresa donde trabaja y al equipo de su barrio.
No es candidato a ninguna dignidad, pero aseguró conocer casi todos los barrios del norte. Lleva 33 años haciendo campaña por el deporte y recorriendo las canchas de la ciudad.
Ha estado en Pomasqui, en San José Obrero, en Santa Rosa, en Carcelén y en todos los sectores donde hay una liga barrial. Tiene varias camisetas, una con el número 9, con el 3 y con el 4. La dicha del deporte -que no tiene la política- es que se puede jugar en varios equipos, tener en la camiseta varios números, y asistir a votar con el color de su equipo sin el riesgo de ser sancionado.
A Fueres no le gusta la política. Tampoco quiso decir por quien va a votar. “Mejor pregúnteme en qué posición juego”, dice, ríe y cuenta que su puesto es la defensa.
Además es atleta. Corre todos los años la carrera Quito Últimas Noticias y siempre llega entre los primeros 40 de su categoría. Por eso entrena todos los días. Ha quedado campeón de la sub 40, y bicecampeon en el interbarrial.