Ambiental es el concepto que ahora se utiliza para mentir. Se miente, por ejemplo, cuando se dice que se pondrán restricciones a la importación de celulares por una preocupación ambiental. Porque, según dicen, los celulares han llegado a convertirse en una de las mayores fuentes de contaminación tecnológica en el país. Así, al menos, reza la resolución hecha pública el viernes.
Mienten no porque no sea cierto que los celulares pueden ser una fuente de contaminación tecnológica. Mienten porque, si en realidad hubiera una auténtica preocupación por el medioambiente, no se entregarían subsidios con tanta alegría a los combustibles ni a los choferes.
Mienten porque si fuera cierta la sensibilidad ambiental que aseguran es la que les mueve a limitar la entrada de celulares, pensarían dos veces antes en gastar dineros públicos en toneladas diarias de papel en el que se imprimen diarios estatales que en muchos casos se los regala o simplemente no se los lee.
Mienten ahora como ya lo hicieron cuando se inventaron unos impuestos verdes poco antes de que no tuvieron vergüenza para aumentar los subsidios a los choferes.
Lo que no dicen quienes quieren disfrazar la prohibición de importar celulares bajo el farsante pretexto de lo ambiental es que lo que realmente les anima es un problema de balanza comercial y el temor de que se venga un período de profunda angustia revolucionaria, por el hasta ahora inminente desplome del precio del petróleo.
Pero eso es lo que no quieren admitir.