En menos de 10 meses de gestión, la presidencia de Guadalupe Llori tambalea en la Asamblea. Criticada por sus propios compañeros de un Pachakutik dividido y considerada como guerrera por otros, ella apela a su pasado para defenderse.
La última vez que se refirió a la situación que enfrenta en la Legislatura se dio el pasado 1 de marzo del 2022. A través de un mensaje difundido en redes sociales, acusó al correísmo de buscar repetir “una vieja historia de atropellos” en su contra.
Aludió a que en el primer año de Gobierno de Rafael Correa fue encarcelada por supuesto sabotaje y terrorismo al haber organizado una huelga contra las empresas petroleras en Dayuma, en la provincia de Orellana, de la que fue prefecta por tres periodos.
“Mi delito fue oponerme a sus abusos y a sus excesos. Soporté injustamente durante casi un año el infierno de la cárcel. Ninguna de las falsas acusaciones con las que pretendieron callarme pudieron ser probadas, al contrario, la justicia me declaró inocente y fui liberada”, dijo.
La presidenta retomó el guion del jueves pasado, cuando después de que su presidencia fuera apelada por el correísmo y el PSC suspendió la sesión y acusó a estas bancadas de pretender “tomarse por asalto la Asamblea”, el Consejo de Participación (Cpccs) y designar Contralor y otras autoridades.
Para la coordinadora del bloque correísta, Paola Cabezas, fue una muestra de que Llori está “desesperada” frente a la posibilidad de evaluar a su gestión. “Creo que la conducción de la presidenta nos está afectando como ente colegiado, y es evidente que hay un mal manejo de la Asamblea en su conjunto”, señaló.
Otras crisis
No es la primera vez que Llori enfrenta una crisis. El año pasado tuvo que sortear acusaciones de supuestas irregularidades en contratos para compra de vehículos y organización de eventos en la Asamblea.
Entonces, apuntó a una campaña de descrédito del presidente de la Comisión de Fiscalización, Fernando Villavicencio (Ind.). Ella adujo incluso que se trataba de un acto de violencia política por su condición de mujer amazónica.
Tras el escándalo, Llori solicitó la renuncia a todos sus colaboradores, pero solo salieron dos: los coordinadores de protocolo y el administrador general.
Otra apelación
Poco después, el 7 de diciembre del 2021, en la sesión 747 del Pleno el exsocialcristiano César Rohón apeló por primera vez la Presidencia, al rechazar la conducción de la sesión en el tratamiento del caso Pandora Papers.
En esa ocasión, Llori salió victoriosa, después de que 123 asambleístas de todas las bancadas rechazaron el pedido de Rohón. Lo tomó como una reivindicación en el cargo que asumió el 14 de mayo con una mayoría ajustada de 71 votos, del oficialismo, Pachakutik y la Izquierda Democrática.
“La actuación de la Presidenta tiene sus altos y bajos como cualquier persona”, dice Rohón tres meses después de ese episodio.” “Creo que la falta de experiencia ha sido visible en los inicios de esta Asamblea, ha ido consolidándose con el pasar del tiempo, pero lamentablemente creo que en algunos temas hay desconocimiento de la aplicación de la ley”.
El legislador rechaza que ella haya optado por “cerrar las puertas de la Asamblea”, después de que el jefe de bloque del PSC, Esteban Torres, apeló la presidencia cuando no dio paso a un pedido del correísmo de conformar una comisión para evaluarla.
“No estoy de acuerdo con cerrar las puertas de la Asamblea. Cuando hay problemas, hay que enfrentarlos, hay que dar la cara y aplicar la ley. Por lo tanto, lo que se tiene que resolver es en el Pleno con todas las bancadas”, mencionó Rohón.
División en Pachakutik
En la bancada de Pachakutik se mantienen las posturas divididas. Mario Ruiz niega una conspiración en contra de Llori detrás del pedido de evaluar al Consejo de Administración de la Legislatura (CAL), que ella encabeza, por supuesto incumplimiento de funciones.
Salvador Quishpe, otro de los integrantes del bloque, sostiene que los compañeros no están para empujarla fuera del cargo, y viabilizar que asuma el primer vicepresidente, Virgilio Saquicela (Ind.), sino para “darle una mano” y pedirle que enmiende sus errores.
“Estamos pidiendo correctivos a nuestra compañera Guadalupe Llori, pero eso no significa sumarnos a los otros para destituirla del cargo, para que suba quién”, menciona Quishpe.
El presidente Guillermo Lasso salió en defensa de Llori la semana pasada y la catalogó como una “guerrera”, tras rechazar los intentos de desestabilización.
La titular de la Asamblea ha optado por no conceder entrevistas en la Asamblea. Tampoco interviene en los debates del Pleno. Para dirigir las sesiones siempre recurre a lo que lleva escrito a su curul.
El pasado sábado tuvo un revés cuando 70 asambleístas de UNES, PSC y el ala radical de Pachakutik no dieron quórum para una sesión virtual. Tuvo que esperarlos casi una hora y no se conectaron.
Además de haber ocupado por tres periodos la Prefectura de Orellana (2004, 2009 y 2014), es una abogada de profesión, que en su momento fue activista a favor de los Derechos Humanos y dirigente estudiantil.