La democracia se debilita en la región
En América Latina, con las excepciones de Costa Rica y de Uruguay, se construyen ‘democracias con fallas’.
Ese fue el diagnóstico que José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, hizo el viernes último sobre el estado de los sistemas democráticos en la región, durante su intervención en el foro ‘Los temas de nuestro tiempo’, realizado en Bogotá por iniciativa del diario El Tiempo.
Insulza intervino en el apartado del foro que analizó el tema ‘¿Cuál es el futuro de la democracia?’, en el cual estuvo Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, y Sergio Ramírez, ex vicepresidente de Nicaragua.
El Secretario de la OEA echó mano de algunos de los datos que trae el Índice Democrático 2010, preparado por la Economist Intelligence Unit de la revista The Economist. Enumeró tres “problemas estructurales” de las democracias de la región. Uno, la pobreza, la desigualdad y la discriminación, que se traduce en una estadística desalentadora de que uno de cada tres latinoamericanos es pobre. Dos, el azote del crimen organizado, que tiene su núcleo en el narcotráfico y que es un creciente factor de ‘desmocratización’. Y tres, la gobernabilidad democrática, que se evidencia en el inquietante síntoma de “cambiar demasiado a los gobiernos colectivos por los individuales”.
Además, enfiló contra las reelecciones sucesivas e indefinidas, pues “el poder tiene que ser repartido y no ser concentrado”, y lo que denominó tendencia a debilitar las instituciones de control. “La independencia del Poder Judicial es clave para el funcionamiento de la democracia”.
Para Ramírez, “resulta curioso” que a estas alturas, “en el siglo de la tecnología, se siga creyendo en la figura del caudillo”. Dijo, además, que persiste el riesgo de los “presidentes perpetuos, que manipulan las leyes para mantenerse en el poder”.
El ex Segundo Mandatario de Nicaragua descubre dos grandes posturas en América Latina. Una, de democracia plena y sin concentración de poder, que en su opinión lideran Chile, Brasil y Uruguay. Y dos, la que usa las instituciones para perpetuarse en el gobierno. Shifter dijo que en una América Latina cada vez más diversa “resulta complejo hablar de democracia”. Identificó los tres problemas de la región: la concentración de poder, los retrocesos en los temas de libertad de prensa y de libertad de expresión, y la amenaza a la democracia del crimen organizado.