De la boca del presidente Rafael Correa no se escuchó ayer una sola de las críticas que en su administración ha dedicado al servicio exterior local.
Al contrario, en el Salón Amarillo de Carondelet pronunció un discurso que se enfocó a resaltar la trayectoria de un miembro de carrera de la Cancillería: el embajador Luis Gallegos Chiriboga.
Lo hizo con ocasión de la condecoración que entregó al diplomático, por sus tareas cumplidas del 2005 al 2011 en la Embajada ecuatoriana en Washington.
El galardón a Gallegos llegó tres meses después de que una decisión de Correa (declarar persona no grata a la Embajadora de EE.UU.), ocasionara su expulsión de la capital estadounidense.
Sobre esa expulsión, Correa le dijo a Gallegos que debía tomarla como otra condecoración. Su argumento fue que la expulsión fue la respuesta de EE.UU. ante la supuesta política de soberanía y dignidad que ejecuta el Régimen, exteriorizada en abril pasado.
Por entonces, Correa había expulsado a la embajadora Heather Hodges, luego de que un cable de Wikileaks revelase que ella informó a la Secretaría de Estado que el Presidente nombró a Jaime Hurtado como jefe de la Policía, pese a que supuestamente conocía que de su presunta participación en actos de corrupción.
Tras enumerar todos los cargos que Gallegos ha ejercido en 44 años de carrera, Correa exaltó su profesionalismo. Y reconoció que en Washington defendió los intereses ecuatorianos en ese país.
Por ello, ante un auditorio en el que hubo más de una decena de diplomáticos de carrera, el Presidente reconoció el profesionalismo de Gallegos, pese a no comulgar con todos los principios de su revolución ciudadana.
Minutos antes, Gallegos reseñó su pasó por EE.UU., al explicar que su éxito se debió -en gran medida- a la ayuda que recibió del equipo de diplomáticos de carrera, al que calificó como “brillante”.
Además, ensayó un breve análisis de la relación bilateral. Si bien admitió que es normal que haya desaveniencias, dijo que lo más importante es visualizar las coincidencias y buscar caminos de entendimiento. En la actualidad el nexo diplomático entre Quito y Washington no está en su máximo nivel, como consecuencia de la ausencia de sus embajadores.
Tras la ceremonia y de posar para varias fotografías, Gallegos optó por no responder a la pregunta de si Correa le ofreció ser el próximo Canciller. El diplomático se reincorporará de forma plena a la Cancillería a fin de mes, luego de que cumpla un viaje por Asia, donde atenderá compromisos académicos y profesionales.