Luce malhumorado. Solo se levanta del escritorio para saludar y dirigirse a la mesita de la esquina, en su oficina de 50 metros cuadrados. Está tenso y pide que le acerquen su computadora portátil Apple.
A su derecha hay un vaso de agua, que le sirve Wenseslao Beltrán, uno de sus colaboradores.
No está solo. Entra y sale de la oficina Julia Ortega, la jefa de prensa de la Asamblea. También está Patricio Vivas, periodista institucional, quien registra la entrevista en su grabadora.
Fernando Cordero, presidente de la Asamblea, sostiene una libreta de apuntes de pasta verde, del mismo tono de Alianza País y de su corbata. La comparación tampoco le cae en gracia. Así empieza esta entrevista, en la que él trata de imponer el ritmo con respuestas largas y levantando la mano derecha para pedir que se detenga quien trata de interrumpirlo con una repregunta.
¿La forma como entraron a regir las reformas a la Ley de Hidrocarburos demuestra el poco interés del presidente Rafael Correa en el trabajo de la Asamblea Nacional?Es en la Asamblea donde aparece la incertidumbre respecto a los plazos. La Ley que tramitó la Comisión de lo Económico alcanzó un consenso total con el Ministro de Petróleos, menos en un artículo: el de los campos marginales. El debate no tenía conflictos con el Ejecutivo. El problema era interno en la Asamblea porque la oposición quería reunir 63 votos para tratar de controlar la Presidencia de la sesión y archivar la ley.
Nunca hubo esos votos…
Tras el primer debate de esas reformas, el 19 julio, la Comisión, en los dos días siguientes, elaboró el informe que no me entregaron.
¿Por qué?Por el dilema de los plazos que no fue advertido por nadie. El art. 62 de la Ley Orgánica de la Legislatura señala que en los proyectos urgentes, el informe para segundo debate debe realizarse luego de cuatro días completos. Pero la Comisión consideró que el viernes 23, a las 19:45, podía entregar el informe, porque su cálculo fue en horas no en días. Luego llamé a sesión el domingo a las 19:45. Esa era mi obligación. La Comisión y yo procedimos igual que con el proyecto económico urgente que el Ejecutivo mandó sobre Haití y que aprobamos sin ningún problema.
Si ya se había sentado un precedente, ¿por qué Correa cuestionó estos plazos?
Esta era una ley que le interesaba al Ejecutivo. Yo mismo transmití al Presidente lo que ocurría. El sábado él salió en cadena a exponer su punto de vista (donde dijo que las reformas petroleras debían entrar por el Ministerio de la Ley). Correa no aceptó la idea de retirar el proyecto, y más bien el camino que se despejó era aplicar el artículo 62, que prevé que la Asamblea haga reformas luego.
¿Por qué en un tema interno de la Asamblea, como es interpretar plazos, se impuso el criterio del Presidente?
No es así.
Correa habló de irse por Ministerio de la Ley y ustedes no dieron quórum para que ello sucediera…
En este conflicto por los plazos, el Presidente, en mi opinión, sin razón, no le quito el derecho de dar una opinión, pero siempre es mejor que las cosas se hayan resuelto en el lugar que correspondía: la Asamblea.
¿Por qué Alianza País, entonces, no bajó al plenario?
Estaba en ciernes un conflicto formal de confrontación que era falso. El Presidente lo presentó al país como un conflicto con la Asamblea. Dijo como que él estaba claro con los plazos y nosotros no y eso no era real. Se crea este falso incidente formal por las declaraciones del Presidente, cuando ya estaba convocada la sesión, porque había que agotar el debate hasta las 23:59 del domingo. Pero había que bajar a discutir la ley cuando hubiera opciones. No hay mejor victoria que la que se hace rápido y sin bajas.
¿Había 63 votos de su lado?
En el Pleno estuvimos Paco Velasco, Silvia (Salgado) y yo, los tres de (Alianza) País. Estaban 57 de la oposición.
¿Y arriba cuántos estaban?No sé, la mayoría del bloque. Aquí, el objetivo era que la ley le devuelva la soberanía petrolera al Ecuador y había absoluto acuerdo con el Presidente. Decimos que es un día histórico y suponíamos que coincidiríamos con personas que hasta han escrito libros sobre eso. Cuando mi compañero Alberto Acosta sale a decir que es el día de la verguenza, qué pena porque se cambia de opinión, pero fue un día histórico.
Pero polémico para la institución legislativa…
No podemos comparar…
¿Pidió al Presidente que no les hiciera quedar mal?
El Presidente hizo una declaración que suponía, desde su punto de vista, que la Asamblea tenía alguna intención, en este caso, de romper o violentar el orden constitucional. Eso es imposible.
¿Por qué estuvieron el canciller Ricardo Patiño y Alexis Mera en la Asamblea?
Nosotros, antes de que ellos fueran ministros y nosotros asambleístas ya éramos compañeros de un proyecto con un candidato común: el actual Presidente.
¿Ellos pidieron no bajar?
No es que la sugerencia llegue de otra parte. País no quiere un espectáculo, queremos una solución técnica.
¿Va a reclamarle a la Comisión por no advertir la confusión de los plazos, o a Rolando Panchana que, como Presidente encargado, no convocó al debate entre el 14 y 19 de julio?
Deberían preguntar al Vicepresidente de la Asamblea por qué no convocó. Mi hipótesis es que había la consigna de la oposición e reunir los 63 votos para juzgar a Panchana e invalidar la Ley de Comunicación.
¿No es democrático que la oposición busque sus votos?
Pero no para hacer lo que les dé la gana. Si se declaraba ilegal lo de Panchana solo se podía sancionar con amonestación, multa o suspensión temporal del ejercicio del cargo a los 11 miembros de la Comisión de Comunicación. Pero lo que se pretendía es armar una pugna salida de toda lógica.
Si A. País tiene el 43% de la Asamblea, ¿cómo puede hablar de pugnas internas?
Hay varios ejemplos a citar’
¿Usted cree que se ha fortalecido la oposición?
No pues, eso dicen ellos, de no el domingo debían archivar la ley.
La oposición dice que ustedes cancelan las sesiones cuando no tienen seguridad sobre el control de sus votos.
Lamento que los medios no tengan la imparcialidad para informar. La Ley de Educación Superior estaba lista para ser votada. El martes 13, Paco Moncayo me dijo que aún no había leído toda la ley, porque el presidente de la Comisión, Raúl Abad, envió el proyecto de informe a la 01:00. Entonces la sesión se suspendió por 30 minutos para tener una nueva reunión con Moncayo y otras bancadas. Allí se verificó que se habían aturdido con los cambios y me pidieron posponer el debate.
¿A. País tenía los votos?
Teníamos 67 asambleístas.
¿Quiénes completaban la mayoría?
Raúl Abad debe saber los nombres y apellidos que se comenzaron a descomponer por la forma en la que habían realizado los cambios al texto. Raúl reconoció verbalmente que son errores que podrían ser rectificados’
¿La Comisión de Educación trabajó mal?
Esa es una realidad cuando al Presidente de la Comisión le dicen sus propios compañeros que había que hacer nuevas revisiones para evitar que el texto vaya con fallas. Por eso se pasó la ley al jueves 15, pero tampoco hubo votación porque los textos no estaban completos. Llegué de Washington el sábado 17 para ayudarles a terminar el informe, planteando un nuevo debate para el martes 20. Pero a las dos horas de recibir el texto fui el primero en alertar a Raúl por los errores.
¿Cuáles errores?
Errores gravísimos. En el Consejo de Educación Superior, que por acuerdo público, se decidió que entre ellos se eligiera a su titular con mayoría absoluta de 10, pusieron que fuera con dos tercios. Le dije a Raúl que enviara una fe de erratas al secretario de la Asamblea y el martes explicara al Pleno. Lo cierto es que el famoso adéndum nuevamente se incidentó. Por eso el martes 20 se pidió dos horas más antes de votar. Luego, Abad me dijo que era imposible. A las 00:45 del miércoles distribuimos el informe.
¿Cómo evalúa el trabajo de esta comisión?
No lo quiero adjetivar.
¿Por qué no? ¿Porque la dirige Alianza País?
Ese no es mi papel.
Pero usted es el Presidente de la Asamblea. Si un Ministro le funciona mal al Presidente de la República, él les da un tirón de orejas’
Hagan el favor de informar al país. Allá son nombrados, es el Presidente, que es una sola persona, y el resto son escogidos. Si alguien me funciona mal en mis cosas administrativas, ni consulto y hago cambios. Eso es normal, pero todos aquí, Presidente incorporado, tenemos el mismo origen.
Pero usted es la cabeza y representa a la Legislatura…
No soy jefe, no les puedo jalar las orejas y decirles que se vayan a su casa. Ustedes pueden verificar: si no intervenía ni se abría el diálogo intraparlamentario, estaban cerradas las puertas con las universidades. Ustedes mismos nos publicaron en EL COMERCIO la versión final de la ley, que es cualitativamente superior a todas las versiones. El defecto es que se ha demorado más horas.
Y con tantos errores…
La ley está muy bien y, en mi opinión personal, todas las solicitudes de cambio que se han hecho han sido acogidas por Raúl Abad.
El presidente Cordero no se ha relajado luego de más de 30 minutos de diálogo. Nunca sonrió y así es difícil preguntarle por qué se afeitó el bigote. Abre y cierra el cuaderno de pasta verde y la Ley Orgánica de la Legislatura… Asegura no saber cuándo someterá a votación la ley universitaria. Como solo se trata de reiniciar la sesión, no necesita anticiparla con 48 horas. Espera que la Comisión le diga cuándo regresar al Pleno.