Cuarenta minutos duró la conferencia Oportunidad en las Américas, que Hillary Clinton, secretaria de Estado de EE.UU., dirigió a la región desde Quito.
Fue un discurso en el que temas como la política de seguridad, el combate al narcotráfico o los acuerdos de libre comercio quedaron en segundo lado.
Clinton habló de un continente que tiene que superar las desigualdades e incorporar a los sectores más vulnerables de la población en dinámicas productivas y de inclusión económica.
La Secretaria de Estado llegó 10 minutos tarde al Centro Cultural Metropolitano, que está junto al Palacio de Carondelet, donde conversó y almorzó con el presidente Rafael Correa.
250 personas la esperaban; en su mayoría políticos, empresarios y académicos. Llegó acompañada del alcalde, Augusto Barrera.
Clinton habló en inglés. Confesó el interés de volver al Ecuador luego conocer que se trata del país con mayor diversidad natural en relación con su superficie del mundo. Se conoció que Correa la invitó a conocer el Yasuní.
Precisamente, fue sobre el campo de la diversidad desde donde expuso las ideas de su disertación, que fue enfocada en los valores sociales de los pueblos.
Bajo esa visión, dijo que se debe trabajar por una verdadera comunidad de las Américas y “que vivamos donde vivamos debemos procurarnos un mismo futuro”.
Aunque en el mensaje de Clinton no quedó por fuera la necesidad de que los países equilibren sus finanzas y presupuesto, el grueso de su intervención fue para hablar de política social, que fue explicada en cinco puntos.
Impulsar a que la gente asuma el progreso personal como una tarea de su responsabilidad. Y, la principal herramienta para lograrlo es la educación.
Un segundo punto tiene que ver con la equidad tributaria. “No más evasión fiscal de los ricos”. El tercer ingrediente enfoca el desarrollo, la capacitación y el apoyo económico y crediticio hacia la mujer. Un cuarto aspecto tiene que ver con el mejoramiento, desde la empresa privada y de las condiciones laborales.
Finalmente, pidió al sector productivo y al Estado trabajar bajo un esquema de responsabilidad social que proteja los derechos de sus trabajadores y de ciudadanos.
Cree que es momento de que EE.UU. y la región “nos encontremos en el presente”, y no por lo que ha pasado en la historia. Recordó que la Alianza para el Progreso, de John F. Kennedy, está por cumplir 50 años. “Trabajemos para romper esas barreras. Este es un momento de oportunidad”.
Minutos antes de la conferencia, Clinton y Correa dieron una rueda de prensa en Carondelet. La funcionaria dijo que la relación con el Ecuador está arraigada en el respeto mutuo para el beneficio de ambos pueblos.
De preferencias arancelarias y la Ley antiinmigrante de Arizona no se habló en la rueda de prensa. Los periodistas de medios privados no pudieron hacer preguntas. Solo lo hicieron de la TV pública, dos estadounidenses y el presidente del Colegio de Periodistas, René Espín (ver nota en pág. 2)
El único tema tratado fue el de las bases militares instaladas en Colombia. Según la Secretaria de Estado, la región puede estar tranquila porque no hay ningún peligro para las naciones. “Queremos apoyar la lucha de Colombia contra los problemas de seguridad”.
Correa, si bien destacó que EE.UU. ha dicho que no hay de qué preocuparse, insistió en que el acuerdo se presta para suspicacias. “Esperamos que entreguen toda la información”.
El único funcionario del Gobierno que evaluó la visita fue el canciller Ricardo Patiño. Dijo que Clinton tomó nota de la preocupación de Ecuador por la inclusión en la lista de los países que no combaten el lavado de activos.
Sobre la Atpdea, el Canciller precisó que se manifestó a Clinton el interés del país de que se renueven las preferencias arancelarias de forma plurianual, pero no se tomó una resolución, aunque EE.UU. analizará ese pedido.