La moción para que tres de los vocales del Consejo de la Judicatura (CJ) fuesen destituidos por sus “acciones y omisiones” alcanzó 87 de los 92 votos que se requerían para su aprobación este jueves, 1 de septiembre de 2022. Esta vez, se rompió a la mayoría de oposición que venía operando en la Legislatura.
Los asambleístas independientes Jhon Vinueza y Bruno Segovia describieron a este proceso como “un juego de tronos” y “una pelea de hienas”. Ocurrió un cruce verbal entre Fernando Villavicencio y Ronny Aleaga, quienes intercambiaron epítetos de “denunciólogo” y “narco” al arrancar el debate.
Incluso el presidente de la Asamblea, Virgilio Saquicela (ind.), mandó a callar a Villavicencio, cuando este le reclamaba orden en la sala: “No me alce la voz. ¡Se calla usted!”.
El PSC y el correísmo ingresaron a la sala sin asegurar los 92 votos para la destitución. Sus discursos fueron dirigidos a persuadir a los indecisos, sobre todo, de Pachakutik (el segundo bloque más numeroso).
“Es una falacia, el cuco permanente, que aquí se van a tomar la justicia los socialcristianos y los correístas, la cantaleta podrida y cansina desde el Gobierno desde el año pasado”, aseguró el coordinador del PSC, Esteban Torres.
Luis Almeida y Jorge Abedrabbo se solidarizaron con los cinco legisladores de la bancada indígena, a quienes el presidente Guillermo Lasso acusó de pedir dinero a cambio de votos, pero que retiró la denuncia días antes del desenlace de este juicio político.
“Hago un llamado fundamental, a mis compañeros de la bancada de Pachakutik (…). Cuidado hayan caído en el tema del reparto y cuidado le den la espalda a su gente”, dijo Abedrabbo.
Resistencia a la moción
La moción encontró resistencia incluso entre los denominados “rebeldes” de este bloque y de la ID, que votaron con el correísmo y el PSC para la destitución de Guadalupe Llori de la Presidencia de la Asamblea, el 31 de mayo pasado.
La intervención de Mario Ruiz, uno de los rebeldes, terminó con aplausos de Salvador Quishpe y Ricardo Vanegas, con quienes pocas veces comulga. “Parece que el pacto de la regalada gana reaparece en este Pleno de la Asamblea y no nos prestaremos para eso”, enfatizó. Al final, gritaron: “¡por la unidad!”.
“Pachakutik coherente, no recibe órdenes para votar aquí ni de Bélgica, ni de Guayaquil tampoco de Cotopaxi”, reaccionó la subcoordinadora del bloque indígena, Sofía Sánchez, después de que Peter Calo los llamó a acoger el pedido del presidente de la Conaie de que voten a favor de la moción.
Votación de la ID
La sorpresa la dio la Bancada de la Izquierda Democrática (ID). Atrás dejó los enfrentamientos con el correísmo y el PSC, en la destitución de Yeseña Guamaní como vicepresidenta de la Asamblea.
A pesar de la resolución del consejo directivo de este partido, de que debían abstenerse de votar, Guamaní, Wilma Andrade y otros ocho legisladores junto al coordinador de la bancada naranja, Marlon Cadena, anticiparon que votarán a favor. Los disidentes, en cambio, negaron sus votos al correísmo.
El oficialismo se mantuvo al margen del debate, a pesar de que la interpelante Viviana Veloz (Unes), dijo que los vocales de la Judicatura son funcionales al Gobierno.
La presentación de pruebas de cargo y descargo tomó ocho horas, en dos jornadas. A su salida del Palacio Legislativo, los vocales interpelados Fausto Murillo, Ruth Barreno y Juan José Morillo se dieron tiempo hasta de posar para fotografías.
La expresidenta María del Carmen Maldonado no se presentó y envió un escrito. Todos defendieron el proceso de evaluación que terminó en la remoción de 26 jueces y conjueces de la Corte Nacional, en 2019, y que fue tachado de ilegal por los interpelantes. “Yo seguiré en el cargo hasta ser legalmente reemplazado”, señaló Murillo.