Las desigualdades sociales, el crimen organizado y la debilidad del Estado de derecho convierten a América Latina en una de las regiones con mayor deterioro democrático en los últimos años, según un informe difundido hoy.
Los retrocesos en países como Argentina, Guatemala, México o Ecuador hunden el promedio de la región y anulan los progresos de Uruguay, Chile y Brasil en el prestigioso Índice de Transformación de la fundación independiente Bertelsmann (BTI) publicado en Alemania.
El otro foco “preocupante” se encuentra en el este y sureste de Europa, debido a los problemas electorales y las amenazas a la libertad de prensa en países como Hungría, Ucrania, Eslovaquia o Albania.
Al cubrir el periodo entre enero de 2009 y enero de 2011, el informe de este año no recoge los cambios vividos en el mundo árabe tras la ola de revueltas prodemocráticas que comenzaron hace un año.
El BTI mide los avances en democracia, economía y gestión de gobierno en 128 países emergentes y en desarrollo en base a datos recogidos por expertos locales y extranjeros. En conjunto está considerado un indicador fiable del grado de desarrollo de un país.
En más de la mitad de los países analizados sigue habiendo condiciones socioeconómicas “deficientes o incluso catastróficas”, señala el informe. La situación “empeoró especialmente” en las dos regiones más desarrolladas: el este de Europa y Latinoamérica.
“El BTI muestra así que el crecimiento económico no lleva automáticamente a la estabilidad política y a un desarrollo social más equitativo. Los gobiernos deben ocuparse específicamente de estos temas”, destaca Aart de Geus, directivo de Bertelsmann.
Para América Latina, los expertos califican la situación política como “muy dispar”. “Pero en la mayoría de países el proceso de cambio se estancó” y la nota de la región cayó de 7,02 puntos en 2008 a 6,83 este año en una escala de 0 a 10 en la que diez es la máxima calificación.
El informe califica como “defectuosas” las democracias de diez países latinoamericanos, entre ellos Panamá (7,70 puntos), Argentina (7,55), República Dominicana (7,40), México (6,95) o Perú (6,70). “Muy defectuosas” son las de Nicaragua (5,75), Ecuador (5,70) y Guatemala (5,55).
En comparación con el informe de 2010, Argentina registra el mayor retroceso en la categoría política al perder 0,35 puntos. Los progresos “razonables” de la situación socioeconómica quedaron aquí “pulverizados” por los conflictos entre los diversos grupos políticos.
“Los gobiernos peronistas de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner impulsaron desde 2003 esta informalización de la política”, señala el estudio. Una situación similar se da en Panamá y Ecuador (ambos ceden 0,20 puntos), donde “la ambición de poder” de los presidentes Ricardo Martinelli y Rafael Correa y el trato a las instituciones democráticas “son los que perjudican el desarrollo democrático”.
Diferentes son las causas del retroceso en México y Guatemala (-0,30), que “padecen la fragilidad del Estado asociada a la violencia extrema de los cárteles de droga y el crimen organizado”.
México amenaza incluso con convertirse en un “Estado fallido”, una denominación que el BTI reserva a países donde el monopolio de la violencia por parte del Estado y el control de estructuras administrativas fundamentales cae por debajo de niveles mínimos.
Tres países cierran el índice de transformación política: Venezuela (4,40) es la única “autocracia moderada”, mientras que Cuba (3,42) y Haití (3,67) son “autocracias duras”, aunque para este último caso el informe no contempla las elecciones de marzo de 2011.
El BTI 2012 identifica sólo cuatro “democracias consolidadas” en América Latina: Uruguay (9,95 puntos), Costa Rica (9,40), Chile (9,20) y Brasil (8,15). Estos países, con gobiernos tanto de izquierda como de derecha, demuestran que “en las sociedades con instituciones que funcionan bien las reformas pueden tematizarse, discutirse y aplicarse”.
El caso de Uruguay es especialmente “admirable”: ocupa el primer lugar del mundo en democracia y el segundo en gestión de gobierno. En transformación económica figura en el décimo puesto mundial y en el primero de Latinoamérica.
La buena situación de Brasil se basa “no sólo en la esperanza económica”, sino también en su capacidad “para expandir una nueva clase media y colaborar así a seguir disminuyendo las masivas desigualdades sociales”.
Chile “perdió algo de terreno” en términos de gestión por la “debilidad de las élites políticas”, pero “sigue siendo un muy buen ejemplo”. La otra región criticada en el informe es el este de Europa, donde los expertos denuncian “un incremento de votos comprados, financiación electoral opaca e intentos de fraude”.
También va en aumento el “intento de restringir a los medios independientes o intimidar a periodistas en países como Eslovaquia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Albania y Kosovo”.