Luis Hernández/ Coronel en servicio pasivo y ex constituyente de Montecristi.
Su experiencia. Participó en la guerra del Cenepa. Pasó a la vida política a través de la RED. Fue asambleísta constituyente entre el 2007 y 2008.
Su punto de vista. Todas las fuerzas políticas se han apropiado con un sentido utilitario de la figura de Eloy Alfaro y de los principios de la Revolución Liberal.
¿Cuál es la explicación para que históricamente la clase política haya reivindicado la figura de Eloy Alfaro?
Sin duda Alfaro fue un transformador del Ecuador. Por eso, cualquier gobierno que ha llegado al poder, incluso los militares, han hecho suyo el cambio que él simbolizó. Entonces, cada actor político ha ofrecido poner en marcha el cambio que pensó Alfaro.
¿Apropiación utilitaria?
Toman de él su espíritu transformador y de cambio. Desde su asesinato, a lo largo de la historia, casi todos los actores políticos ofrecen una transformación alineada con los principios de Alfaro. Lo hacen porque él sí realizó un cambio estructural y lo toman como un modelo a proyectar ante el imaginario colectivo.
¿Enarbolar la imagen de Eloy Alfaro es rentable políticamente?
Totalmente. Se lo ha hecho ahora y casi siempre. Sin embargo, en la práctica, no se recoge su pensamiento, que fue moderno y liberal a partir de la iniciativa individual. Pero los grupos de izquierda radical solo lo usan porque en realidad ellos creen en un Estado concentrador.
¿Se ha distorsionado su pensamiento liberal?
Él estaba pensando en acciones que hoy son críticas. Alfaro era un exportador que hacía negocios en Panamá y que creía en el comercio exterior, basado en el modelo de la Gran Bretaña, la potencia de la época. Alfaro nunca hubiera comulgado con el pensamiento de Marx.
¿La izquierda ha encubierto aquellos principios con los que no comulga?
Lo que se ha hecho después de 100 años es asumir su figura y lucha…
¿Con qué objetivo?
Por ejemplo, para decir que el actual proyecto político es similar al de ese hombre arrastrado y así captar apoyos. Pero en el contexto histórico en verdad no se quiere usar su ingeniería de transformación. Esta no ha sido una práctica exclusiva a grupos de izquierda…
¿Los militares también han hecho ese utilitario?
La Escuela Militar no lleva su nombre por casualidad. Las Fuerzas Armadas se dan cuenta que Alfaro fue quien mayor incidencia ejerció en la formación del Ejército ecuatoriano. Toma su nombre en reconocimiento a su transformación y lo ha hecho de una forma más o menos apolítica. Pero otros actores sí lo han hecho con una finalidad política.
¿Los militares no han escudado en él algunas de sus acciones políticas?
Seguro. Al ser Alfaro un transformador y revolucionario, el gobierno militar de Rodríguez Lara trató de recoger esos valores, por ejemplo, a través de la obra pública. Y creo que ese tipo de acciones pueden apegarse más a la esencia de la Revolución Liberal, aunque no en todos los aspectos.
¿En cuáles no?
En el hecho de tener una vocación democrática y de robustecer la institucionalidad, que no está en los gobiernos militares.
¿Por toda la rentabilidad política que representa identificarse a Alfaro se evita topar episodios de su administración que pueden ser rebatibles, como su idea de rentar las Galápagos a EE.UU. en 1911?
Se toma lo que conviene. Sus transformaciones se las quiere empatar con el actual discurso del cambio de época. Pero su significación se la toma solo en la forma, no en el fondo.
¿Es políticamente incorrecto hablar de los excesos que pudo cometer Alfaro?
Ahí reside el uso utilitario de su revolución. En la actualidad solo conviene decir que fue arrastrado por la oligarquía y por sectores que se oponían al cambio que él planteaba. Pudo haber sido cierto, pero en un contexto político e histórico diferentes.
¿Cuestionar ciertos aspectos del legado de Alfaro puede resultar un error político?
Hablar de otros episodios del gobierno alfarista puede contradecir con algunos elementos del actual discurso político. Alfaro sirve y ha servido para todos. Pero cuando alguna de sus acciones o planteamientos pueden afectar al proyecto político no se lo dice. Está bien exaltar sus éxitos, pero fue un humano con errores. Lo incorrecto es que en la actual coyuntura se trate de presentar a Alfaro como alguien que no fue. No fue un comunista, sino un hombre que creía en el comercio, la libre empresa y las libertades.