Playas ofrece diversión en el mar. La banana es una de las prácticas de aventura más solicitadas en este balneario de Guayas. Foto: Cortesía / Dirección de Turismo de la Prefectura del Guayas.
Un refrescante coctel frente al mar de Engabao. Un paseo en lancha por los espesos manglares de Naranjal. Un ritual de limpia dirigido por los habitantes ancestrales de Bucay.
Esa es solo una parte de la oferta turística de Guayas por el feriado de Carnaval. La Dirección de Turismo de la Prefectura presentó en esa semana su programa ‘Vive un Carnaval mágico Guayas 2020’, que fusiona los encantos y las tradiciones de los cantones Playas, Naranjal y Bucay, un recorrido que llevará a los turistas del mar a la montaña.
La ruta arranca en General Villamil (Playas), a 96 kilómetros de Guayaquil. Reconocido por poseer uno de los mejores climas del mundo, este balneario cuenta con 32 kilómetros de playa para paseos a pie o a caballo junto al mar, o para practicar deportes.
Para quienes disfrutan del surf, el cantón tiene 16 puntos con olas propicias. La Botella, El Point, Playa Paraíso, El Pelado, El Faro, Mal Paso y Pico Hambre son solo algunas playas ideales para los surfistas.
La gastronomía es otro de los fuertes de Playas. El arroz y el pescado engabadeños son los platos estrella de Puerto Engabao. Mientras que en la cabecera cantonal los restaurantes ofrecen desde los tradicionales ceviches hasta recetas más innovadoras, como el caldo de salchicha marinera y el volcán de mariscos.
Bucay cuenta con cascadas de hasta 90 metros de altura. Aquí se puede practicar canyoning, con implementos de seguridad. Foto: Cortesía / Dirección de Turismo de la Prefectura del Guayas.
Hacia el sur de la provincia está Naranjal, que en su menú tiene más de 20 platillos variados. Su fuerte es el ecoturismo, gracias a la biodiversidad de su territorio.
Aquí se ubica la Reserva Ecológica Manglares Churute, en el kilómetro 49 de la vía Guayaquil-Naranjal. Son 49 300 hectáreas, bañadas por ríos y esteros, donde los visitantes pueden tener contacto con uno de los principales oficios de la zona: la captura del cangrejo rojo -aunque por estos días el recurso estará en veda-.
El paisaje está dominado por la cordillera Molleturo, de donde se desprende el Cerro de Hayas. De esta elevación brotan siete cascadas, rodeadas por una variada vegetación.
En su cúspide se levanta el mirador El Tigre, que brinda una vista panorámica. Desde aquí se observa el atardecer, en una zona de camping donde además se puede compartir alrededor de una fogata.
Naranjal representa para la comunidad shuar su refugio. Un grupo de esta etnia ha mantenido aquí sus tradiciones por décadas.
En Balao Chico existe un caserío de chozas cubiertas por hojas de bijao, a 8 kilómetros desde la vía Panamericana. En el entorno, muy similar al de la selva amazónica, hay piscinas de aguas termales y a su alrededor practican shamanismo, hidromaseajes y lodoterapia. También ofrecen gastronomía típica, danzas y rituales a los visitantes.
El ecoturismo es parte de la oferta de Naranjal. Sus bosques conservan una variedad de flora y fauna. Foto: Cortesía / Dirección de Turismo de la Prefectura del Guayas.
Bucay ha sido otro refugio para los shuar. La comunidad río Limón, a 3 kilómetros de la cabecera cantonal, cuenta con un balneario natural. Sus aguas son esenciales para las limpias. Aquí los viajeros son recibidos con bailes ancestrales y platillos tradicionales como el ayampaco.
El turismo de aventura es uno de los fuertes de esta localidad. En sus ríos, cascadas y cerros se puede practicar canyoning, tubing, treking, ciclismo de montaña, cabalgata… todo en compañía de guías especializados.
En este territorio montañoso, localizado a 96 kilómetros de Guayaquil, las caídas de agua alcanzan hasta los 90 metros de altura, sobre paredes de piedra por las que se puede descender con arneses de seguridad. Otros aventureros se alistan para practicar rafting en el correntoso río Chimbo.
El agroturismo es otra alternativa del cantón. La propuesta de Waigunga Camp, en la vía a La Miran, es el camping y la pesca de tilapia. El aviturismo se vive en la Hostería de Franco, en el kilómetro 90 de la vía El Triunfo-Bucay. Mientras que el pan en horno de leña y el trapiche aguardan en la hacienda El Cadeal.