El paisaje alrededor de la Reserva Geobotánica Pululahua ha cambiado desde el pasado viernes. El olor a humo, la imagen de las orquídeas quemándose, la presencia de helicópteros en el cielo y el temor a que el incendio siga avanzando a las áreas pobladas se han convertido en parte del día a día de los habitantes de esta zona, ubicada en el norte de Quito.
Francisco Cabascango, quien habita en el cráter del Pululahua, observa todas las mañanas cómo continúa extendiéndose el fuego en el cerro que está frente a su hogar. Este es el incendio más fuerte que se ha dado en la zona -dice- y ahora teme que siga bajando por la montaña y se lleve todas sus tierras y sus animales.
Hasta el momento se han registrado alrededor de 56 hectáreas afectadas dentro de la zona de reserva. Jessica Coronel, directora nacional Forestal del Ministerio del Ambiente, explica que las condiciones topográficas y climáticas han complicado la situación. Durante estos seis días se han detectado corrientes de viento de hasta 40 kilómetros por hora y hay zonas con pendientes de hasta 90 grados de inclinación.
Por eso, desde el sábado se recurrió a la utilización de helicópteros del Cuerpo de Bomberos de Quito, para hacer un reconocimiento de los focos de calor, y de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas que se sumaron para combatir el fuego con descargas directas sobre la zona. Desde ayer se integró otro helicóptero de las FF.AA. a la tarea, y ahora son cuatro de estos aparatos los que sobrevuelan el área afectada para apagar las llamas.
El trabajo es monitoreado y coordinado desde el Puesto de Mando Unificado que se encuentra al frente de esta zona, en el mirador de la reserva. Desde este punto, los diferentes organismos de apoyo vigilan cómo el agua es arrojada desde los helicópteros hasta la montaña. Además, se ha restringido la entrada a los visitantes por seguridad.
Coronel explica que se están analizando otras estrategias, como hacer franjas cortafuego y líneas de defensa para guiar a las llamas hasta determinada zona, donde se pueda controlarlas y liquidarlas.
La fauna y la flora de esta zona han sido las mayores afectadas hasta el momento. Pululahua es la única Reserva Geobotánica en el país, justamente por la cantidad y diversidad de plantas y árboles que se pueden encontrar en su territorio.
Hasta ayer se habían identificado afectaciones a orquídeas, achupallas, cedros, matorrales arbustivos, pajonales, bromelias, musgos, líquenes, arrayanes, y pumamaquis. Además, hualicones de al menos 30 años de edad ya se quemaron.
Luis Baquero, especialista en orquídeas e investigador de la Universidad de las Américas, explica que ningún otro sitio tan cercano a Quito tiene tantas especies de orquídeas. Su alta diversidad se debe a que es un bosque nativo. Además, la mayoría de especies de orquídeas son epifitas. Esto significa que crecen sobre troncos y ramas de otras plantas. Por eso, al haber un incendio, son las primeras que se queman.
En el caso de la fauna, algunos animales han logrado huir del calor y se ha podido poner a zorros y roedores en áreas más seguras. Por el momento no ha sido necesario trasladar a los animales a clínicas veterinarias. Esta zona alberga a especies como lobos de páramo, roedores, conejos, murciélagos, pavas de monte, tangaras, colibríes y osos de anteojos.
Según datos del Ministerio del Ambiente (MAE), durante el período 2012-2018 se ha registrado una afectación de casi 56 000 hectáreas en áreas protegidas. El último gran incendio en el Pululahua sucedió hace seis años.
Coronel cuenta que, después de una primera verificación a la zona donde se originó el actual incendio, se presume que sus causas están relacionadas con la quema de vegetación posiblemente con fines agrícolas. Al ser en un área protegida, la sanción podría ser de hasta cinco años de prisión para el responsable. El MAE iniciará acciones legales.