Cuando se inicia un nuevo gobierno de Rafael Correa, hemos mencionado ya varios de sus aciertos y limitaciones. También vale la pena hacer referencia a los principales problemas que me parece afrontará en los años siguientes.
En primer lugar, es preocupante el crecimiento del Estado y su costo. Con una inédita elevación de los precios del petróleo, el Fisco recibió enormes ingresos, que ha usado para inversiones públicas, incremento de bonos y subsidios, creación de nuevos cargos y dependencias burocráticas. Luego de los recortes y privatizaciones neoliberales estaba bien una ampliación del espacio público, pero el crecimiento es excesivo. Traerá un inmenso incremento de los gastos fijos del Presupuesto del Estado, con la eliminación de los fondos destinados a inversión.
En segundo lugar, el peso del conflicto colombiano y sus consecuencias representa un serio problema. El Ecuador ha venido destinando creciente número de soldados y recursos materiales para la frontera norte. De haber movilizado a la frontera cuatro mil soldados, ahora son 11 mil o más, sin que Colombia y Estados Unidos, los promotores del Plan Colombia, entreguen ningún apoyo.
Sin embargo, luego de la violación de nuestro territorio por fuerzas colombianas, el Ecuador ha terminado más comprometido para realizar tareas previstas en el Plan Colombia. Se ha creado una presión internacional para que así suceda. Pese a ello, las relaciones con el vecino del norte empeoran. La necesaria ruptura de relaciones que se produjo luego de la violación territorial, se prolonga demasiado, se complica con ulteriores incidentes, y amenaza con estropear una necesaria buena relación con un vecino y socio de la Comunidad Andina.
En tercer lugar, la gente ha comenzado a reclamar al Gobierno por las alzas de precios. Aunque varias de las causas de esta situación devienen de la crisis internacional, no se hacen distinciones, y podrían repetirse actos de protesta popular, que antes han devenido en conflictos violentos y derrocamientos de gobiernos.
En cuarto lugar, el limitado control de la contratación pública y las irregularidades consiguientes han dañado la credibilidad del Gobierno. El caso más grave es que el hermano del Presidente realizara contratos por sobre 80 millones de dólares con el Estado a través de empresas domiciliadas en paraísos fiscales, aunque argumentara que, formalmente, no hay relación económica con el Gobierno.
Todos los mencionados son peligros serios, pero el futuro del país en el contexto latinoamericano ofrece grandes expectativas. Frente a ello, una posibilidad es trabajar por una transición del pasado neoliberal a un futuro en que el socialismo sea el referente de un cambio radical. Otra es que vayamos a una nueva frustración. Pero no podemos permitirnos esta última alternativa.