Tokio. AFP
El opositor Partido Demócrata de Japón (PDJ, centro), que arrasó en las elecciones legislativas, inició ayer consultas para la formación de su próximo Gobierno, que tendrá el desafío de sanear una debilitada economía y cumplir con su promesa de cambio social.
Tras el histórico triunfo en los comicios del domingo, el PDJ, que obtuvo 308 de los 480 escaños de la Cámara de Diputados, designará en las próximas dos semanas al líder de su partido, Yukio Hatoyama, para el cargo de primer ministro de la segunda economía mundial.
Hatoyama, de 62 años, un rico heredero de una dinastía de políticos comparada a menudo con los Kennedy, anunciará luego la composición de su nuevo Gabinete, que pondrá fin a 54 años casi ininterrumpidos de gobierno del Partido Liberal Democrático.
En el plano internacional, el PDJ se ha comprometido a aplicar una política más independiente de Estados Unidos, su aliado clave y protector, que mantiene a 47 000 soldados en el archipiélago. Por otro lado, prevé impulsar sus relaciones diplomáticas con países de la región y promover un bloque asiático, similar a la Unión Europea.
Hatoyama se estrenará a nivel internacional asistiendo a la Asamblea General de Naciones Unidas y a una cumbre del G-20 (los veinte principales países industrializados y emergentes) en Pittsburgh (este de EE.UU.) a finales de septiembre, que le servirá de primer contacto con el presidente Barack Obama y con otros líderes mundiales.
Entre tanto, el Gobierno saliente del primer ministro Taro Aso, quien últimamente batió récords de impopularidad, continuará con su mandato. Aso, de 68 años, reconoció la debacle electoral y dijo tener la intención de dejar la jefatura del PLD.
La apuesta por el cambio de los japoneses es también un voto de castigo, debido a los excesos de la política liberal aplicada por el PLD en los últimos años, a la que culpan de las crecientes desigualdades sociales, del desempleo y de la precariedad.
Tras la aplastante victoria, el PDJ, que cuenta con apenas 11 años de existencia, se enfrenta a desafíos inmensos en la que será su primera experiencia en el poder. “No vamos a imponer nuestra política”, advirtió Hatoyama el lunes por la mañana en la cadena de televisión NHK. “Debemos tener paciencia y buscar la comprensión de las personas”.
El futuro Primer Ministro hereda un país con una población envejecida, que causa un fuerte incremento de gastos sociales y una economía debilitada tras haber atravesado su peor recesión de posguerra, con tasas récords de desempleo. El Mandatario anunció que pretendía “regular los excesos” del capitalismo. “Claro que damos mucha importancia al crecimiento económico, pero debemos aumentar los ingresos de los individuos”, subrayó.
El programa del PDJ prevé favorecer la natalidad con ayudas económicas directas por hijo y la escolaridad gratuita hasta la universidad. También se propone aumentar el seguro por desempleo, apoyar a los ancianos y a los más desfavorecidos.
El programa genera escepticismo entre varios economistas, que se interrogan sobre su financiamiento en un país hundido en sucesivas crisis económicas desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, cuando la deuda pública alcanza el 170% de su PIB.
“La verdadera cuestión será saber si el PDJ podrá cumplir con sus promesas”, opinó Noriko Hama, economista de la Doshisha Business School de Kioto.
La Bolsa de Tokio sufrió una caída la mañana de ayer, debido a un yen que se reforzaba mucho ante el dólar después del triunfo centrista. Según Richard Jerram, economista de Macquarie Securities, el programa del PDJ genera “perspectivas de aceleración del crecimiento, pero su credo económico de base no es particularmente amigo de los mercados”.