Ciudad del Vaticano.AFP
El papa Benedicto XVI impartió ayer su bendición navideña desde el balcón de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, pese a la agresión sufrida la víspera. En su mensaje Urbi et Orbi defendió a los emigrantes e instó a la paz y la solidaridad en el mundo y particularmente en Latinoamérica.
En otros países
En Belén, ciudad natal de Jesús según los evangelios, miles de cristianos palestinos y extranjeros celebraron la vigilia de Navidad, empañada como todos los años por las restricciones de la ocupación israelí.
La reina Isabel II rindió homenaje a los soldados del Reino Unido y de la Commonwealth desplegados en Afganistán. La soberana la vez subrayó que 2009 ha sido ‘difícil’ para mucha gente debido a la crisis económica que se dio a escala mundial.
En Iraq, por su parte, los cristianos vivieron una vigilia de Navidad sumergidos en el temor a la violencia contra su confesión, la más antigua del país, víctima de una serie de atentados que en un mes dejaron cinco muertos y 45 heridos.
El Papa apareció en buena salud y sereno y saludó, según la tradición, en 65 idiomas a los miles de fieles que asistieron entusiastas a la ceremonia, bajo un sol resplandeciente.
La mujer que hizo caer al Papa el jueves por la noche, Susanna Maiolo, una ítalo-suiza de 25 años al parecer con problemas psiquiátricos, declaró a los médicos que “no quería hacerle daño”, según indicó el diario La Repubblica en su sitio de Internet.
“No ocurrió nada grave. Se trata de una mujer que trató de saludar al santo padre”, aseguró por su lado el arzobispo de Génova y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Angelo Bagnasco.
A su vez, el jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi, afirmó que “hay que poner fin a esta fábrica de mentiras, de extremismo y de odio”, al comentar la agresión sufrida por el Papa en declaraciones telefónicas al canal de televisión TG1.
Benedicto XVI, de 82 años, fue agredido el jueves por la mujer, Susanna Maiolo, que lo derribó en la entrada de la Basílica de San Pedro, antes de la Misa de Gallo.
El jefe de la Iglesia Católica resultó ileso y pudo cumplir sin problemas la misa y asomarse ayer como lo programado para el mensaje de Navidad.“El pontífice está bien, supo reaccionar bien, celebró su programa normalmente, como se pudo ver por televisión”, dijo el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, quien subrayó que el pontífice comió inclusive “panettone”, la típica torta italiana navideña.
El incidente también provocó la caída del cardenal francés Roger Etchegaray, de 87 años, quien se quebró un fémur y será operado en algunos días.
La mujer, que había intentado el año pasado agredir al pontífice durante la misa de medianoche, contaba, hasta ayer, con casi 700 miembros en un ‘fan club’ en el foro social en Internet de Facebook, además recibió el apoyo de otros grupos de admiradores.
Cientos de mensajes de solidaridad y afecto han sido enviados al pontífice, entre ellos del presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, y del rabino de Roma, Riccardo di Segni.
El Papa prosiguió su programa de ayer y pronunció su discurso “a la ciudad y al mundo” en el que reconoció que “la familia humana está profundamente marcada por la grave crisis económica, pero antes que nada de carácter moral y por las dolorosas heridas de guerras y conflictos”, dijo.
Sin salirse del programa, el Papa habló de los grandes problemas que afectan al mundo entre ellos la emigración, la guerra y la destrucción de la naturaleza.
“Ante el éxodo de quienes emigran de su tierra y a causa del hambre, la intolerancia o el deterioro ambiental se ven forzados a irse lejos, la Iglesia es una presencia que llama a la acogida”, dijo.
El pontífice envió un mensaje especial a Latinoamérica y en particular a Honduras. Pidió por la iglesias de América Latina.