Los productores de Pitahaya de Palora trabajan desde abril pasado con estrictos protocolos de seguridad. Foto: Cortesía Municipio de Palora
Con el paso al semáforo amarillo, casi todas las tiendas y negocios de Palora abrieron sus puertas. Las entidades financieras extendieron la atención al público hasta las 17:00.
La gente se aglomera en las puertas de los negocios para comprar, algunos no se cubren con la mascarilla y tampoco respetan la distancia.
De esa manera, esta pequeña ciudad de Morona Santiago lleva su convivencia con el semáforo amarillo, que rige desde el lunes 11 de mayo del 2020, en esta etapa de la ‘nueva normalidad’ o de distanciamiento social.
Palora y su cantón vecino Santiago de Méndez, y Daule, en Guayas, son los únicos que cambiaron de color, para abrir las actividades económicas.
Este cantón de 8 000 habitantes está ubicado a 80 kilómetros de Macas, en el límite con Puyo. El 90% de la población depende de la agricultura, principalmente del cultivo de la pitahaya, y el restante, del comercio o empleo público.
Hasta el martes 12 de mayo del 2020, Morona Santiago tenía 49 casos positivos de covid-19, de los cuales 17 están en Palora. El fin de semana se conoció de 10 casos sospechosos, entre ellos funcionarios municipales y sanitarios del único centro de salud del cantón.
Este cantón amazónico no tiene infraestructura hospitalaria, pero allí está el mayor número de contagiados de la provincia; y hay poca disciplina en el distanciamiento social.
Karla Robalino, habitante de Palora, dice que la gente no colabora y eso es un riesgo porque hay personas asintomáticas, que podrían contagiar a otros y propagar el virus.
En las instituciones públicas –que deben laborar con un aforo de hasta el 50%- se aplican mejor estas medidas.
En la ciudad hay mayor circulación. Palora no tiene servicio urbano y el interparroquial aún no opera porque faltan los protocolos de seguridad. La mayoría se transporta en moto a las fincas y zonas rurales.
Para el alcalde y presidente del Comité de Operaciones de Emergencia (COE), Luis Heras, el cambio de color reguló la ‘nueva normalidad’ a la que ya se habían anticipado muchos habitantes con el anuncio del Gobierno del paso del aislamiento al distanciamiento.
Aunque él cree que hay una actitud prudente de los habitantes al recogerse dos horas antes de las 18:00, que empieza el toque de queda.
Varios empresarios, líderes indígenas y concejales creen que fue una decisión apresurada, porque no hay disciplina de la ciudadanía, no se han masificado las pruebas de covid-19 y tampoco se preparó a la población para los cambios.
El Alcalde registra que los únicos tres infectados están en tratamiento y que el resto ya se recuperó. Según datos de la zonal 6 del Ministerio de Salud, hay nueve recuperados.
Entre los infectados también hay nativos shuar. Para Germán Tzamarend, presidente de la Asociación Shuar Etza, que reúne a 18 comunidades, la prioridad es la vida de los habitantes y no los intereses económicos o políticos.
Roberto Robalino, presidente de la Asociación de Pitahayeros de Palora, coincide en que se pudo esperar unas semanas más para el cambio de color. En este cantón son 800 pitahayeros los que suspendieron sus actividades en marzo.
Desde abril regresaron a sus cultivos con estrictos protocolos de bioseguridad en las fincas, centros de acopio y traslado del producto para prevenir la propagación del coronavirus. En este tiempo no se han registrado casos positivos en este sector, que sigue exportando la fruta a Estados Unidos, Colombia, Perú y países de Europa y Asia.
Para aliviar la situación crítica del único centro de salud ambulatorio que tiene Palora y de su personal, los pitahayeros aportaron y entregaron USD 18 000 en insumos de bioseguridad y pruebas rápidas a esta casa de salud.
En su informe del pasado lunes, el gobernador de Morona Santiago, Juan León, indica que la decisión del cambio de color es autónoma, pero debió considerarse la infraestructura de salud, número de casos y condiciones socioeconómicas de las familias. “Palora no tiene una capacidad de respuesta en el evento de que la situación se complique”.
El Municipio abrió un centro para el aislamiento de personas infectadas, pero aún no es ocupado. Los pacientes que necesitan hospitalización son derivados al Hospital General de Macas, que dispone de 10 camas para cuidados intermedios y tres en la Unidad de Cuidados Intensivos, que el martes estaban llenas.
El hospital de Macas recibe a todos los pacientes con covid-19 de los 12 cantones de la provincia y hay que evitar que colapse, dice el Gobernador.
Santiago de Méndez, uno de los cuatro cantones de Morona Santiago que no registran cosos positivos, liberará hoy sus actividades comerciales.
Su alcalde, Alfonso Antuash, comenta que trabajaron con las entidades en los protocolos de seguridad.