Jerusalén, Reuters
Decenas de palestinos se enfrentaron hoy con la policía israelí en Jerusalén Este en un “día de ira” declarado por los islamistas de Hamas en protesta contra la consagración de Israel de una antigua sinagoga en la ciudad.
La violencia supuso un nuevo desafío para los esfuerzos de Estados Unidos para relanzar las conversaciones de paz en Oriente Medio, luego que Israel indignara a los palestinos y desencadenara una disputa con Washington al anunciar un nuevo proyecto de asentamientos judíos cerca de Jerusalén Este, un área capturada junto a Cisjordania en la guerra de 1967.
En una nueva muestra de la crisis en las relaciones entre Estados Unidos e Israel, el enviado estadounidense para Oriente Medio, George Mitchell, canceló sus planes de volver a la región el martes luego que el primer ministro Benjamin Netanyahu dijera que no restringiría esta construcción, a la que se opone Washington.
“Hay una situación explosiva. Están las políticas de Netanyahu, que equivalen a echar gasolina al fuego”, dijo Saeb Erekat, jefe negociador palestino.
Los enfrentamientos se produjeron en varias zonas de Jerusalén Este. Los palestinos tiraron piedras contra la policía y quemaron neumáticos y papeleras.
La policía respondió con gases lacrimógenos y balas de goma. Unos 40 palestinos fueron asistidos en hospitales de Jerusalén Este por lesiones menores y dos policías resultaron heridos, dijeron médicos.
Un portavoz policial dijo que unos 3 000 agentes estaban en alerta máxima después de que Hamas, un grupo islamista que controla la Franja de Gaza y ejerce influencia en Cisjordania y Jerusalén Este, instara a los palestinos a llevar a cabo protestas anti-israelíes.
“Hacemos un llamamiento al pueblo palestino a considerar el martes como un día de ira contra los procesos de ocupación (de Israel) en Jerusalén contra la mezquita de al-Aqsa”, dijo Hamas en un comunicado.
Restauración
Líderes de Hamas dijeron que la renovación de la sinagoga de Hurva, en el barrio judío de la amurallada Ciudad Vieja de Jerusalén, era un complot israelí para demoler la mezquita de al-Aqsa, a unos 400 metros de distancia.
Israel, aseguraron, quiere construir un templo judío para sustituir a al-Aqsa en el recinto que los musulmanes llaman el Santuario Noble y que los judíos veneran como el Monte del Templo, donde se levantaban dos templos bíblicos destruidos.
Israel ha negado la acusación y el Departamento de Estado de Estados Unidos, llamando a la calma, expresó su preocupación por lo que describió como provocación palestina y mala descripción de la obra de restauración.
Ayer se celebró una ceremonia de inauguración en la sinagoga, que fue destruida por fuerzas jordanas cuando éstas invadieron el barrio judío en la guerra de Oriente Medio de 1948. Israel capturó la zona 19 años después.
En las últimas semanas se han producido incidentes esporádicos de violencia en Jerusalén después de que Israel decidiera incluir lugares religiosos cisjordanos en un plan de patrimonio nacional judío.
Citando vínculos bíblicos e históricos, Israel considera todo Jerusalén como su capital, una reivindicación no reconocida internacionalmente.
Los palestinos quieren que Jerusalén Este sea la capital de un futuro Estado en Cisjordania y la Franja de Gaza.