Varias redacciones
La imagen del Niño Viajero recorrió las 21 parroquias rurales cuencanas. La idea es que despierte el interés de sus devotos por participar del pase el próximo jueves 24.
Hace un año, el pase congregó a unos 35 000 fieles del Austro y de otras zonas del país. El Grupo Hermano Miguel (organizador) prevé que este acto religioso, que se realiza desde hace 48 años, se inicie a las 10:00 del jueves y finalice siete horas después.
La víspera, la noche del próximo miércoles, será la velación en la Catedral de La Inmaculada. Luego habrá danzas y juegos pirotécnicos en el parque Calderón.
No es el único pase en la capital azuaya. El domingo 13 se inició esta tradición en la parroquia Baños. Allí hubo niños y jóvenes disfrazados de personajes bíblicos, cholas cuencanas, mariachis.
Junior Bishco (5 años) vistió una túnica verde con adornos dorados, era un pastor. A él la caminata le resultó agotadora. En cambio su hermana, Jennifer, estaba feliz vestida de Virgen. En sus brazos cargaba una imagen de Jesús.
Este año, el Municipio cuencano entregó 25 permisos para el recorrido de pases del Niño. 12 serán en el Centro Histórico y el resto en otros sectores urbanos.
En Imbabura también hay fiesta navideña. Es un acercamiento entre indígenas y mestizos, dice el antropólogo e investigador quichua, Luis de la Torre.
“Esta fusión empezó en los años 90, con el advenimiento de la modernidad y el acceso indígena a la educación”. Este año mestizos e indígenas compartirán espacios.
En la sala de exposiciones de la Prefectura, la Asociación de Artesanos San Antonio de Ibarra exhibe la muestra ‘Diciembre Azul’. Es una colección de nacimientos que son réplicas del estilo de la Escuela Quiteña. Están elaborados en piedra y madera del entorno.
En Otavalo, a más de exhibirse el Nacimiento Intercultural en el parque Central, los pases del Niño y las novenas atraen a los fieles hacia Espejo, una parroquia rural situada cerca del lago San Pablo.
Allí, en la iglesia de La Sagrada Familia, se venera al Niño Jesús. La imagen de 80 centímetros de alto fue donada a la comunidad por los padres franciscanos de El Jordán, hace un siglo. Desde entonces, entre octubre y diciembre, los fieles esperan el recorrido de esta imagen por sus ciudades.
En Tulcán se realiza la novena Navidad Sin Fronteras. Allí el mensaje es la integración fronteriza. El miércoles pasado en el parque Isidro Ayora, en una tarima adornada con luces, se resaltó el nacimiento de Jesús.
Niños, jóvenes y adultos vestidos de ángeles, pastores, Virgen María, José… ingresaron a la iglesia La Dolorosa. Segundo Rodríguez, obrero municipal, se vistió de pastor y sujetó con una soga dos ovejas. Los socios de la Federación de Artesanos estuvieron vestidos de Reyes Magos.
En el sermón, el padre Edison Landázuri invitó a reflexionar a la gente. “Debemos volver al sentido real de la Navidad, lo espiritual dio paso a lo comercial”. Entre los invitados a esta novena estuvieron algunos colombianos.
El alcalde de Ipiales, Gustavo Estupiñán, resaltó la iniciativa y quiere ser anfitrión en 2010. Reiteró que entre ecuatorianos y colombianos hay más cosas “que nos unen que las que nos separan”. En respuesta, Julio Robles, alcalde de Tulcán, dijo que el parque Ayora será un símbolo de la hermandad binacional.
Después los trabajadores municipales y miembros de organizaciones sociales dramatizaron el nacimiento de Jesús. Mientras, los niños colombianos alegraron la velada con vallenatos.
En cambio, la etnia Tsáchila celebra la Navidad con las mismas tradiciones de los mestizos. Henry Calazacón, director de Cultura y Turismo de la Etnia Tsáchila, cree en un ser superior y ese es Dios, “nuestros ritos y costumbres en esos días son similares a los de los colonos”.
Los tsáchilas tradujeron 12 villancicos a su idioma, el tsafiki. Los entonan acompañados de instrumentos de cuerda o percusión como la marimba, bombos y otros como la quena. El baile y las ceremonias religiosas no faltan.
También hay intercambio de regalos y la gente arma sus árboles de Navidad. El 24 de diciembre tienen una reunión familiar donde hablan sobre las cosas que ocurrieron durante el año. Es como una evaluación, expresa Flabio Calazacón, curandero tsáchila.
En estas reuniones familiares se prepara gallina criolla, aunque antes solían comer guanta y guatusa. “Nuestra intención es recibir el Año Nuevo con energía positiva y con buena salud, por ello es muy importante nuestra medicina ancestral”, dijo Flabio Calazacón.
Dos normativas
El Municipio de Cuenca al otorgar el permiso para un pase del Niño analiza aspectos viales, seguridad y aseo. Exige que los recorridos sean los fines de semana para evitar caos vehicular. Solo el pase del Niño Viajero puede ser entre semana. Es el día 24.
Para los centros educativos y entidades de Cuenca, los permisos se aprueban cuando el pase se realiza en manzanas aledañas a la del solicitante. La mayoría pide recorrer la calle Bolívar.
En Cotacachi, una docena de grupos musicales profesionales y de colegios participarán en el primer festival de villancicos el miércoles 23. Se unirán talentos para mostrar la calidad interpretativa y musical de esa zona.