Redacción Sociedad
Tres de cada 10 padres de familia que tienen a sus hijos en planteles públicos se sienten insatisfechos con el nivel de educación. En los sistemas particular y municipal la relación es de dos por cada 10.
En agosto pasado, el Grupo Macro aplicó una encuesta a 1 901 representantes de los alumnos, en Quito, Guayaquil y Cuenca, de segmentos económicos bajo, medio y alto. El objetivo era medir su nivel de satisfacción, ya que a ellos se los puede considerar clientes de este servicio.
A todos se les consultó qué exigen como mínimo de la escuela o colegio, qué quieren mucho y poco y qué les parecería ‘wow’ (guau) o más allá de sus expectativas. Antes se trabajó en focus group o grupos de escucha.
A Macro le pareció sorprendentes las respuestas a los ‘wow’ o lo que excede el nivel esperado. En Cuenca, Guayaquil y Quito los padres quieren que a sus hijos les envíen deberes útiles y no demasiados. También que exista apertura para sus sugerencias y más involucramiento de los padres.
En general, el grado de exigencia mínima es bajo si se lo compara con otros países desarrollados, según Nelson Espinosa, presidente ejecutivo de Macro. Los padres creen que el colegio debe brindar solo exigencia académica, disciplina, seguridad para cuidar el bienestar de los hijos, instalaciones adecuadas y limpieza.
A Macro le llamó la atención que el padre “quiera poco” o no le parezca una exigencia mínima que su hijo aprenda un segundo idioma, computación y que desarrollen su autoestima, etc.
Sergio Salazar no está de acuerdo. Tiene un hijo en décimo año en el colegio Mejía, donde preside el Comité de Padres de Familia. Considera básico el aprendizaje de informática. Los alumnos de segundo y tercero de bachillerato ya cuentan con aulas equipadas. Esperan colaborar para equipar a las de tercero y cuarto.
“Son aulas virtuales con computadoras e Internet, es un avance, ayudará a subir el nivel académico. Pero algunos profesores no responden a ese nivel de tecnología, necesitan cursos que la institución está ofreciendo. Por eso sí necesitan ser evaluados”. Salazar también cree que la enseñanza de inglés debe mejorar.
Tatiana Quelal, presidenta del comité de Padres de Familia del colegio Idrobo, cree que es un requisito mínimo disponer de maestros “capacitados y actualizados, que sean evaluados continuamente y que reciban preparación”. Quelal, ex alumna, tiene 50 años y dice que sus dos hijas de tercero de bachillerato aún reciben clases con algunos de quienes fueron sus maestros.
También “es necesario que las chicas dejen de aprender mecanografía en máquinas de escribir. Hay pocas computadoras, en las clases de informática, dos alumnas comparten una”. Algo que le parecería ‘wow’ es que este año por fin les entreguen las nuevas instalaciones en El Condado.
A Salazar y Quelal les parece importante participar de las decisiones escolares.
Silvina Daulón cree que las respuestas de los padres deben analizarse tomando en cuenta que hay una pirámide de necesidades. “Muchos están muy contentos porque sus hijos por lo menos tienen acceso a la escuela”, dice la rectora del Liceo Internacional. Es la unidad educativa mejor ubicada en las pruebas del Sistema de Evaluación y Rendición Social de Cuentas (SER) en la Sierra.
“Ecuador ha peleado duramente por universalizar la educación. No es que los padres están fuera del planeta y no saben lo que significa calidad. Pero en la pirámide de necesidades van por lo elemental, que es tener escuela”.
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