Redacción Judicial
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La Policía asegura que la personalidad de Óscar Caranqui (38 años) se amolda a la de un narcotraficante colombiano de los ochenta. Incluso detrás de las rejas busca ser reconocido con obsesión.
Desde enero, Caranqui abrió un blog en Internet. En ese espacio virtual cambió de estrategia: no se defiende como en un tribunal, sino que ataca a policías y jueces, especialmente a los responsables de su detención en 2004.
En abril de ese año fue llevado al pabellón de máxima seguridad del penal García Moreno, para cumplir una condena de 35 años de reclusión por tráfico de drogas; aunque también hay en su contra indagaciones por asesinatos y por enriquecimiento ilícito, que aún no tienen un desenlace.
En el pabellón de máxima seguridad acumuló poder y privilegios, como una celda individual en el tercer piso. Poseía una mezcladora y una computadora portátil, equipos que -asegura Caranqui- sirvieron para quemar CD de música para los compañeros, para que sus hijos tengan un entretenimiento cuando lo visitan y para alimentar su blog y Hi5.
En su blog (oscarcaranqui.blogspot.com), con letras rojas y negras, asegura que hay policías inmiscuidos en actos de corrupción y jueces que no respetaron sus derechos. Sus quejas son acompañadas por fotografías, recortes de prensa y audios, algunos conseguidos clandestinamente de conversaciones telefónicas.
Esas “denuncias” pueden causarle más problemas legales a Caranqui. En el Código Penal se considera injuria cualquier escrito que se difunda a través de un medio masivo, y la
Internet es uno de ellos. Y los afectados podrían presentar una demanda penal.
El jefe de la Dirección Antinarcóticos de la Policía, Joel Loayza, recalca que Caranqui es un calumniador. “Del cañón del arma no puede salir más que fuego… Los juicios han sido ontundentes y debemos esperar a que terminen los que están en camino”.
Loayza sostiene que a los miembros de la unidad no les interesa confrontar con Caranqui, pero han recibido alertas para que no “descuiden sus espaldas”.
Aunque no tiene pruebas certeras, la Policía sospecha que desde la prisión Caranqui maneja como un titiritero una red de sicarios y supuestos negocios ilegales. Esa es su explicación a las grabaciones clandestinas que obtiene.
Antes de su arresto, Caranqui amasó una fortuna en Imbabura. La Fuerza Pública le decomisó más de 31 propiedades, entre casas, edificios y haciendas. Una de ellas, Huayra Huasi (Antonio Ante), que ahora es el centro de operaciones de la Fuerza de Tarea 1 de las Fuerzas Armadas, creada para vigilar en el norte.
Para cortar los hilos, la Policía Judicial realizó en agosto una requisa en el pabellón de máxima seguridad. Súbitamente, agentes cubiertos el rostro entraron a las celdas y se llevaron las computadoras de los reclusos.
Luego del operativo, Caranqui siguió con su blog. Ahora es “alimentado por amigos y abogados”. Estas personas subieron a la Internet las fotos de los reos que supuestamente fueron agredidos durante la requisa policial.
Siete computadores, 35 teléfonos celulares, 14 chips y dispositivos de Internet inalámbrico fueron decomisados por los gendarmes. Claudio Guerra, ex jefe de la Policía Judicial, dice que los equipos eran usados para delinquir.
Las computadoras son analizadas por peritos de la Policía. Una de ellas es la de Caranqui. “Los resultados deberán ser entregados a la Fiscalía”, cuenta Loayza.
La Dirección de Rehabilitación Social tomó medidas para no permitir el uso de equipos prohibidos. Ahora, solo pueden ingresar computadoras autorizadas por la unidad de educación de cada centro carcelario. En el pabellón de máxima seguridad no hay ninguna, pero para compensar la ausencia se entregó a los reos una vetusta máquina de escribir, cuidada por el coordinador del pabellón, Cristian Ponce (acusado del crimen de Jaime Hurtado). Sirve para redactar sus requerimientos a las responsables del presidio.