La prevención de las drogas entre los jóvenes está contemplada en la reforma curricular desde 1990. Así lo indicó ayer a este Diario, William Duque, técnico docente del Ministerio de Educación.
No obstante -según el funcionario quien está a cargo de estos temas- 20 años después no se ha realizado evaluación alguna para conocer los resultados de su aplicación. “Hoy estamos proponiendo una valoración de la transversalidad de la educación y esto nos permitirá ver el impacto que ha tenido”.
Solo las iniciativas particulares en los planteles son las que funcionan. En Quito, por ejemplo, el colegio Santiago de Guayaquil tiene un plan de prevención. El vicerrector (e) del establecimiento, José Toapanta, está al frente de la comisión que trabaja en el tema.
El funcionario señaló que en la planificación participa directamente el Departamento de Orientación y Bienestar Estudiantil y dan charlas a los alumnos. En esos encuentros se habla, entre otros aspectos, de las consecuencias que pueden generar los estupefacientes.
En lo que va de este año, personal especializado de la Universidad Central también ha colaborado en los talleres. Uno de ellos se realizará en esta semana en el Colegio Militar Eloy Alfaro.
“El tema no se ha abandonado en este colegio, pero hay que enfocar bien en los chicos. En cuanto al alcohol hay quienes entran por curiosidad. Esta es la primer parte de la droga que les involucra en otras más fuertes”, dijo Toapanta.
Duque aseguró que “desgraciadamente en los enfoques que se da a la reforma curricular no se toma en serio la prevención del consumo de drogas. El sistema educativo no afronta esos problemas”.