Fernando Aguinaga, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Pediatría, atiende a un bebé en su consultorio, en Quito. Foto: Cortesía
En los últimos días de julio, la sobrina de la infectóloga pediatra Carola Cedillo presentó algo de tos, fiebre y congestión nasal. De inmediato, la especialista pidió la aplicación de un test para determinar si tenía o no covid-19. Los resultados, que estuvieron listos en un par de días, confirmaron su sospecha: la pequeña de 4 años dio positivo para coronavirus.
Hasta ahora, la mayoría de contagios en niños y adolescentes se ha dado dentro del hogar, es decir, un adulto les ha transmitido el virus. Por ello, el número de casos es bajo. Al sábado (1 de agosto del 2020), el 4,7% de 86 232 infectados tenía entre 0 y 19 años.
La mortalidad tampoco es alta. Quince de los 5 584 decesos estuvieron en este rango de edad, frente a los 3 147 mayores de 65, según cifras al 28 de julio, enviadas por Salud.
Un estudio en la nariz de los niños
Lo que más preocupa a las familias y a expertos es que niños y adolescentes infecten a población vulnerable, como sus abuelos (adultos mayores) y personas con comorbilidades (otras patologías), que conviven con ellos. Es decir, que se conviertan en ‘focos de contagio’.
En estudio publicado el jueves 30 de julio del 2020 en el portal especializado JAMA Pediatrics reveló que los niños menores de 5 años tenían entre 10 y 100 veces más material genético de coronavirus en sus narices que personas de otras edades.
Esto implica que podrían ser importantes conductores de covid-19 en sus comunidades.
Este informe se difundió en medio de la fuerte presión del gobierno de Donald Trump para la apertura de las escuelas, para impulsar la economía, según recogió la Agencia AFP.
Menores con síntomas leves
En la gran mayoría de chicos, los síntomas se presentan de forma leve y su recuperación es rápida. Una de las razones puede ser la menor cantidad de la proteína ACE2, en las fosas nasales; algo que el virus utiliza para ingresar al cuerpo e infectar a las células. Esta aumenta en la edad adulta, explica la infectóloga pediatra Joanna Acebo, del Hospital Metropolitano de Quito.
La sobrina de Cedillo, por ejemplo, se recupera satisfactoriamente. Sus síntomas cesaron en casi una semana.
Una evolución similar han tenido casi todos los pacientes que ha tratado la pediatra Acebo. Ella tuvo solo dos casos en los que se requirió oxígeno.
Posiblemente -cuenta- la enfermedad se presentó de modo más intenso porque esos pequeños tenían cáncer.
¿Los niños deben ir a clases presenciales?
En Sierra y Amazonía, padres de familia temen exponer a sus hijos al contagio con un retorno presencial a clases. Según el cronograma del Ministerio de Educación, 1,9 millones de chicos comenzarán el nuevo ciclo 2020-2021 el 1 de septiembre próximo. Todo parece indicar que las modalidades serán virtual y con trabajos en casa, como ocurrió el segundo quimestre del período que terminó.
La Cartera de Estado puso a disposición de los colegios las opciones de educación en línea y el ‘homeschooling’ o educación en el hogar, si hacen un trámite para ampliar su oferta (que es solo presencial).
Grace del Pozo es madre de dos niñas: Ángela y Denise, de 12 y 10. Estudian en un plantel fiscal, por lo que terminaron el año bajo la modalidad de deberes en casa. Si esta se mantiene -dice- sus hijas seguirán estudiando. En caso contrario, “preferimos que pierdan el año; no queremos exponerlas a clases presenciales”.
Ante inquietudes como esas, la Sociedad Ecuatoriana de Pediatría, presidida por Fernando Aguinaga, ha trabajado con el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) en recomendaciones sobre salud y educación. Estas deben ejecutarse siempre y cuando la curva de contagios baje y los chicos puedan volver a las aulas.
Una de las propuestas es el uso obligatorio de mascarilla en el colegio. Por lo que los padres deberían buscar tapabocas adecuados, ya que la mayoría no se ajusta al rostro, la nariz y la boca de los chicos.
En el caso de los preescolares deberían estar en grupos pequeños y de preferencia en actividades externas. “Para el regreso se recomiendan salidas a sitios abiertos, sin aglomeraciones, por una hora”.
Otra regla sería el distanciamiento en clases, que implica un menor aforo, dice la pediatra Patricia Vásquez, miembro de la Sociedad. “El espacio entre alumnos debe ser de al menos un metro y medio a dos; y las aulas deben tener la suficiente ventilación”.
También se puede optar por clases al aire libre, como se ha pensado en otros países. “En estos días, los padres debemos entrenar a los chicos en protocolos como higiene de manos, uso de mascarilla, evitar tocarse la cara y distanciamiento social. Y las escuelas tienen que preparar planes que garanticen salud y bienestar”.
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