El Gobierno relanzó este lunes, 5 de marzo del 2018, en Quito, su plan para cambiar a encimeras de inducción. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
El programa que impulsa el cambio de cocinas de gas por otras de inducción fue relanzado por el Gobierno. Este evento se realizó este lunes, 5 de marzo del 2018, en el auditorio de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), en Quito.
En noviembre pasado se amplió la meta de instalar 3 millones de estos artefactos del 2018 hasta el 2023. Para alcanzar este objetivo, el Gobierno presentó ayer tres estrategias.
Elsy Parodi, ministra de Electricidad y Energía Renovable, informó que para promover el uso de estos artefactos en los hogares se ampliará la entrega del incentivo tarifario, se otorgará un financiamiento mayor para adquirir las cocinas e incluso se dará facilidades para obtener las ollas.
Entre el 2014, cuando arrancó este programa, y el 2017 se han instalado estas estufas en 750 000 hogares a escala nacional, según el Ministerio de Electricidad y Energía Renovables (MEER). Es decir, se ha cumplido un 25% de la meta planteada el 2014.
Para llegar al resto de hogares, una de las primeras acciones será extender el incentivo tarifario hasta el 2024.
Este beneficio permite que las personas que usan este sistema de cocción no cancelen en las planillas de luz el consumo de hasta 80 kilovatios (kw). Esta medida estaba vigente hasta este año.
La segunda estrategia es aumentar el financiamiento que entrega el Estado para comprar a crédito estas estufas. Se pasará de USD 600 a 800.
El plazo también será mayor. En lugar de 36 meses ahora las personas tendrán hasta 48 meses para la compra de las cocinas de inducción. El pago de estos créditos se hará a través de la planilla de luz.
De esta manera se dará facilidades para que las personas compren cocinas de inducción de mayor tamaño, potencia o que tengan alguna innovación tecnológica, expresó Parodi durante el relanzamiento del programa.
En el mercado se encuentran cocinas de inducción con horno desde USD 600 hasta 1 000, refirió Jaime López, representante de las comercializadoras de línea blanca.
La tercera acción consiste en otorgar financiamiento de hasta USD 100 para la compra de ollas diseñadas para las cocinas de inducción. El monto era de USD 45, pero no permitía tener un menaje variado, agregó López. “Estas acciones van a aumentar la demanda”.
La venta de cocinas de inducción tuvo un pico en el 2015 y luego descendió. Hasta finales del año pasado, incluso, ciertas empresas reportaron tener estufas embodegadas por la falta de demanda.
El Gobierno, por su parte, se quedó con 78 000 cocinas chinas de inducción que no pudieron ser comercializadas. Ahora serán parte del mobiliario del plan Casa para Todos.
El sector industrial manifestó ayer su apoyo a este “renovado” programa del Gobierno y tiene la expectativa de recuperar las plazas de empleo que se perdieron. La industria tiene una capacidad de producción de 1,5 millones de cocinas al año. Es decir, está en condiciones de satisfacer las necesidades del mercado, precisó Juan Vela, representante de las empresas del sector.
Subsidio al gas, en análisis
Con el reemplazo de cocinas de gas por inducción se busca aprovechar la energía que se produce en Ecuador. El país tiene una potencia instalada de 8 036 megavatios (MW), pero hasta octubre la demanda máxima fue de 3 692,2 MW.
Además, la tecnología de inducción es más eficiente, segura y evita que el Gobierno destine recursos para subsidiar el gas. En este año, para este rubro el Estado invertirá alrededor de USD 468,18 millones. “El Buró está evaluando si se quita estos subsidios, pero no se ha tomado aún una decisión”, dijo Parodi.
Marco Naranjo, catedrático, dijo que es “necesario” seguir con el plan de cocinas de inducción para que se universalice. Y se debe enfocar en clases populares, media, e incluso en restaurantes y hoteles.