La recapitalización directa al sector financiero español no ocurrirá antes de 2013, advirtió este viernes un responsable europeo, echando un jarro de agua fría a las expectativas españolas, horas antes de negociar con el Eurogrupo las condiciones de la ayuda a su banca.
Los ministros de Finanzas de la zona euro están convocados el lunes en Bruselas para debatir un borrador y “alcanzar un acuerdo político” sobre el Memorando de Entendimiento (Mou) con España, que defina las condiciones del plan de ayuda al sector bancario de ese país. Pero la firma recién se hará “a finales de julio”, precisó el portavoz comunitario Simon O’Connor.
España deberá entonces esperar más semanas para formalizar el acuerdo que le dará luz verde a la ayuda de hasta 100 000 millones de euros que le ofreció la zona euro, destinada a recapitalizar y sanear su sector financiero, muy afectado por el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.
Pero lo que es peor también deberá esperar “ hasta al menos principios de 2013” o incluso 2014 para la recapitalización directa de su banca, decidida en la pasada cumbre del 28 y 29 de junio, precisó un alto funcionario europeo.
Es decir que la tan ansiada recapitalización directa podría no llegar a tiempo para el plan europeo de rescate del sector bancario español, que prevé finalizar en 2014.
Según el acuerdo alcanzado en la cumbre de junio, la inyección de capital a la banca española se hará una vez que entre en vigor el supervisor único financiero, lo que “no se hará antes del primer semestre de 2013 ” , señaló el funcionario europeo.
El rescate que la zona euro ofreció a la banca española se hará este año, primero desde el Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF) hasta que entre en vigor el Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEDE) , y será canalizado en principio a la banca, a través del fondo español de ayuda a la reestructuración del sector bancario (FROB).
Una vez que esté operativo el supervisor único, la recapitalización se hará directamente a través del MEDE, sin pasar por el Estado. En ese momento dejará de engrosar la deuda pública del país, recordó la fuente. Pero incluso en ese caso -aclaró- el Estado español seguirá siendo garante, precisó.
“El MEDE podrá adquirir acciones de un banco, pero solo con garantías plenas del Estado afectado”, dijo.
Los 17 ministros del Eurogrupo debatirán las condiciones (plazos de devolución, periodos de carencia y tasas de interés) que le exigirán a España a cambio de la ayuda. Y según otra fuente europea, Finlandia, Holanda y Alemania quieren que las condiciones no sólo se limiten al sector financiero.
Finlandia se niega a pagar las deudas de los demás países de la zona euro y se opone a que se comparta la responsabilidad ante las dificultades de algunos Estados miembros, aseguró la ministra finlandesa de Finanzas, Jutta Urpilainen, en el diario financiero Kauppalehti de este viernes.
El jueves, Finlandia anunció la apertura de negociaciones bilaterales con España con vistas a obtener garantías a cambio de su participación en el rescate de los bancos españoles en dificultades, tal como lo hizo antes con Grecia.
La ayuda a Grecia y Chipre, que también debió pedir fondos para sus debilitados bancos por la crisis griega, están también en la agenda del Eurogrupo.
Pero no se tomarán decisiones inmediatas, aclaró la fuente europea. “Probablemente tomemos una decisión a fines de agosto”, dijo la fuente.
Grecia no obtendrá más ayuda para reactivar su economía “hasta que la zona euro no confirme que el programa (de reformas) esté encaminado”, advirtió.
La troika de acreedores de Grecia proseguía el viernes el escrutinio de las cuentas griegas antes de que el primer ministro Antonis Samaras anunciase los planes del nuevo gobierno de coalición para enfrentarse a la crisis.
Samaras, favorable a que se suavicen las medidas de austeridad y se renegocien los términos del plan de saneamiento de la economía dictado por los acreedores de Grecia, también se ha comprometido a acelerar las reformas estructurales para incentivar el crecimiento y reducir el desempleo, que se ha duplicado desde 2010, año que marca el inicio de la crisis de la deuda.