Me gustaría tener otra experiencia, solo para comparar y comprobar si vale la pena lo que tengo actualmente.
Todavía no lo he decidido porque no tengo suficientes incentivos y porque, además, no me dejan. Bueno, en realidad sí me permiten, pero el costo sería demasiado alto, ya que perdería mis amistades y otros dejarían de llamarme.
Mi decisión depende de alguien que no conozco y que desgraciadamente decide por mí, pues me pone trabas para elegir y eso pudiera estar afectando mi bolsillo.
Me pregunto si algún día la Superintendencia de Telecomunicaciones me dejará probar el servicio de otra empresa de telefonía fija, pero manteniendo mi actual número con Andinatel, que ahora se llama Corporación Nacional de Telecomunicaciones.
Mi pregunta sigue sin respuesta desde octubre del año pasado, cuando pensé que se abrió la posibilidad de usar el servicio de otra operadora.
La Superintendencia promovió, en defensa de los consumidores, la denominada portabilidad numérica, con el objetivo de que los usuarios podamos mantener el número telefónico al cambiar de operadora. No sé por qué, pero solo se aplicó a las tres operadoras de telefonía móvil.
A lo mejor se quería poner más competencia en el sector, donde una sola operadora (Porta) tiene el 70% del mercado. En ese sentido puede ser razonable que haya sido declarada como ‘operadora dominante’. Pero en telefonía fija, donde existen seis operadoras, la empresa estatal tiene el 90% del mercado, y no porque sea muy competitiva.