La Comisión Europea propuso hoy prohibir que las agencias de calificación evalúen a los socios de la Unión Europea (UE) rescatados por el bloque.
A continuación, una descripción de las actividades y composición de las agencias de ráting: ¿Quiénes son en realidad las agencias de rating? Las estadounidenses Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch se reparten prácticamente el 90 por ciento del negocio de las agencias de calificación.
La más antigua es S&P, cuyos orígenes se remontan a 1860 y que desde 1966 pertenece a McGraw-Hill, propietaria de televisiones y editoriales de libros escolares.
La historia de Moody’s comenzó en 1909, cuando John Moody comenzó a calificar compañías de ferrocarril estadounidenses. La empresa, que cotiza en bolsa, emplea hoy a 4 500 trabajadores en 26 países.
La más joven, Fitch Ratings, fue creada en 1913 y su actual accionista mayoritario es el grupo financiero francés Fimalac.
Fitch, con centrales en Londres y Nueva York, tiene 58 oficinas repartidas por todo el mundo. ¿Qué hacen realmente? Las agencias de rating evalúan si una empresa o país puede devolver el dinero prestado puntual y completamente.
De esa evaluación depende el grado de solvencia del prestatario y su imagen ante los prestamistas. Cuanto peor califiquen las agencias la solvencia de un país o empresa, más difícil y más caro les resultará a éstas conseguir préstamos. ¿Qué significa la nomenclatura de las agencias? Para realizar sus calificaciones, las agencias emplean combinaciones de letras y signos.
En S&P y Fitch la escala empieza con la triple A (AAA), la mejor nota, y le siguen AA, A, BBB, BB, B, CCC, CC, C, con matices indicados por los signos + y -.
A partir de BB+ se entra en la zona especulativa denominada como “basura”. La peor nota, la D de “default”, significa que el deudor ha entrado en insolvencia. ¿Por qué son tan poderosas?
En 1975 el supervisor bursátil de Estados Unidos, la SEC, otorgó a las tres agencias la categoría de “Organizaciones de estadísticas de calificación reconocidas nacionalmente”, lo que elevó su categoría. Hoy, no sólo los bancos de todo el mundo se orientan según sus calificaciones.
También lo hacen inversores institucionales, autoridades supervisoras, entidades monetarias como el Banco Central Europeo (BCE) o analistas. ¿Cómo se financian? Principalmente reciben sus ingresos de las instituciones o empresas que sacan valores a bolsa. Es decir, les pagan las mismas entidades cuyos valores evalúan. Por ello, los más críticos creen que puede haber un conflicto de intereses.
En su defensa, las agencias argumentan que en muchos casos realizan sus evaluaciones por sorpresa, como en el caso de los bonos estatales. ¿Cuáles son las principales críticas a sus actividades? En Europa cada vez se ve con mayor escepticismo que dos de las agencias de calificación más influyentes sean estadounidenses.
Por eso, son muchas las voces que piden que se funde una agencia europea. También es motivo de preocupación el práctico monopolio que tienen Fitch, Moody’s y S&P sobre el negocio. ¿Son infalibles? Durante la reciente crisis, las agencias de rating fueron muy cuestionadas. Se las considera en parte responsables de la crisis por haber calificado con buenas notas valores que en realidad debieron tener categoría basura.
Ahora están siendo de nuevo muy criticadas por su actuación en la crisis de deuda europea.
Los políticos las acusan de haber empeorado la situación al haber rebajado la solvencia de países como Grecia incluso después de que se aprobasen millonarios programas de rescate.
Para defenderse, las agencias apuntan que sólo dan su opinión y que los actores del mercado son libres de hacer lo que quieran.