Con los resultados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), dados a conocer la semana pasada, el debate se ha vuelto a instalar en el país.
Tal como ocurrió con un informe que presentó el año pasado un equipo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), liderado por Alberto Acosta, en esta ocasión las voces críticas apuntan en similar sentido.
Según varios analistas, si bien es una buena noticia que la pobreza haya disminuido, el análisis debe vérselo en un contexto más amplio. Vicente Albornoz es claro en señalar que al ver la evolución de los indicadores de pobreza durante la década, en el último período presidencial se ve una disminución menor a la registrada en años anteriores. Incluso explica que es el primer año que se refleja una disminución de la pobreza.
Mauricio Rodas, de Ethos, por su parte, también ha sido crítico con el manejo de las cifras sobre pobreza en el país. Él explica hoy su tesis acerca de este indicador.
El estudio de la Cepal concluye que en el 2010 la incidencia de la pobreza al nivel regional se situó en 31,4%, incluyendo un 12,3% de personas en condiciones de pobreza extrema o indigencia. En términos absolutos, estas cifras equivalen a 177 millones de personas pobres, de las cuales 70 millones son indigentes.
Asimismo, la pobreza y la indigencia disminuyeron al nivel regional, en consonancia con la recuperación del crecimiento económico. De esta manera, ambos indicadores se sitúan en su nivel más bajo de los últimos 20 años. “Si bien la caída en la pobreza se origina principalmente en el crecimiento del ingreso medio de los hogares, la reducción en la desigualdad ha hecho una contribución creciente”, afirma la Cepal.
En este sentido, cinco países registraron disminuciones en sus tasas de pobreza, Perú (-3,5 puntos), Ecuador (-3 puntos), Argentina (-2,7 puntos), Uruguay (-2 puntos) y Colombia (-1,4 puntos). En estos países la variación de las tasas de indigencia también tuvo signo negativo, con caídas entre 0,5 y 1,7 puntos porcentuales.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) hace su propia interpretación. Su titular, Byron Villacís, afirma que “para calcular la incidencia de pobreza comparamos el ingreso per cápita con la línea de pobreza. Los individuos cuyo ingreso per cápita es menor a la línea de pobreza son considerados pobres. Igualmente para la pobreza extrema: las personas cuyo ingreso per cápita es menor a la línea de pobreza extrema son considerados pobres. Para diciembre del 2010, la línea de extrema pobreza era de USD 38,91 al mes y la línea de pobreza de USD 69,05 mensuales”.
Para el economista Andrés Romo, el problema de la discusión sobre si un país es más o menos pobre que antes gira en torno a cómo se calcula esa variable. “Muchos hacen un análisis desde el ingreso, otros desde el acceso a los servicios. Para mí, lo mejor es regirse al índice de Gini”.
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