El balance de los cinco años del actual Gobierno se puede resumir de la siguiente manera: entre mediocre y regular hasta el cuarto año y positivo al final.
Y es necesario hacer esa separación porque esta semana proliferó un discurso oficial que prácticamente pedía el premio Nobel de Economía para la revolución ciudadana.
Leyendo rápido las cifras se observa que el Régimen ha logrado bajar la pobreza en nueve puntos y la desigualdad en seis. Además ha conseguido un 9% de crecimiento económico y una caída del desempleo al 5,1%, una tasa que genera envidia en la región.
Esa lectura, sin embargo, no muestra que en los cuatro primeros años de Gobierno prácticamente no se generó empleo en el sector privado, que incluso registró pérdidas de puestos de trabajo.
El crecimiento en los tres primeros años fue mediocre: 3,2% en promedio, lo cual comenzó a mejorar en el cuarto año y con mayor énfasis en el 2011. La evolución de la pobreza tuvo la misma tendencia, pues cayó recién en el cuarto año de Gobierno y con más fuerza el año pasado.
Asimismo, el coeficiente de Gini, un indicador que mide la desigualdad, se redujo básicamente el año pasado a 0,47, de un 0,53 en el 2006. Este coeficiente varía entre 0 y 1. Cuando está más cerca de cero significa que hay más equidad y cuando se acerca a 1 hay más desigualdad.
El Gobierno no dijo, por ejemplo, que entre el 2008 y el 2010, la desigualdad prácticamente no se movió.
Los resultados del 2011 salvaron el balance de los cinco años del Gobierno. El reto ahora es mantenerlos.